Raúl Romero y el Comandante Pablo Contreras (imagen tomada del twitter del autor de esta columna: https://pbs.twimg.com/media/DwGFiYIUUAImopr.jpg) |
Raúl Romero*
Entre el 27 y 30 de diciembre de 2018, se realizó el Encuentro de Redes convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el
Centro Huellas de Memoria. Subcomandante Insurgente Pedro cumplió, en el Municipio Autónomo Rebelde Zapatista San Pedro de Michoacán. Al encuentro acudieron más de 600 personas de diferentes entidades de México y de otras naciones.
La segunda amenaza tiene que ver con la expansión de la ideología de ultra derecha a escala social, y su ascenso a las instituciones bajo la máscara de la socialdemocracia. Se trata de un nuevo tipo de fascismo que adopta mucho del pasado, pero que también se actualiza para estar a tono con el capitalismo actual. Brasil es el ejemplo más cercano de esto, pero en todas nuestras sociedades se puede observar: racismo, xenofobia, intolerancia religiosa, ataques contra la libertad de expresión, crímenes de odio.
La tercera amenaza se trata del patriarcado y de lo que Rita Segato ha llamado la
guerra contra las mujeres. Por todo el mundo se registran altas tasas de feminicidios. La violencia contra las mujeres y los cuerpos feminizados aumentan, al tiempo que se niegan derechos sobre ellos. Como respuesta a esta guerra, se levantan grandes movilizaciones. Los feminismos se expanden por todo el mundo.
A lo anterior se suman las migraciones masivas, que no es otra cosa más que la respuesta que grandes masas humanas realizan para escapar de las guerras, de los desastres ambientales y de la falta de empleo. Es la migración masiva una respuesta ante las amenazas a la vida.
A escala nacional el diagnóstico de las redes, organizaciones y personas que participaron del encuentro coincide mucho con lo expuesto por el subcomandante Moisés, en nombre de la Comandancia General del EZLN, en su discurso del 31 de diciembre.
La continuidad neoliberal, sobre todo en su vertiente extractiva, es un hecho real y ampliamente promocionado por el futuro gobierno. La continuación y crecimiento de las Zonas Económicas Especiales, el proyecto del Tren Maya y del Corredor Transístmico son pruebas concretas de lo anterior. Aunque los proyectos se publiciten bajo la idea de progreso y desarrollo, lo cierto es que implican despojo, ecocidio y tienen mucho que ver con aquello que Pablo González Casanova –hoy comandante del EZLN– diagnosticó desde la década de los 60 y que nombró como colonialismo interno.
Por otra parte, América Latina no ha dejado de ser pieza clave en la geopolítica internacional. La abundancia de recursos naturales, así como su ubicación geográfica, hacen del territorio de América Latina espacio privilegiado para el capital trasnacional y sede estratégica de bases militares. Mirar el neoliberalismo extractivo sin contemplar su correlato militarista, puede llevarnos a perder de vista la complejidad del problema. Por eso, seguir adoptando la Doctrina de Seguridad Nacional, que en los hechos significa la utilización del Ejército para tareas de seguridad interior, es otra de las señales de sometimiento a los señores de la guerra y del dinero.
El pacto de impunidad es otro de los elementos que se avizora en el nuevo gobierno. La política de
perdóny de
punto finalque ha anunciado el nuevo gobierno, es garantía de que los responsables de crímenes del pasado no serán presentados ante la justicia. En el país de las masacres, de las fosas clandestinas, de las centenas de miles de personas asesinadas y desaparecidas esto no sólo es una mala señal, sino síntoma de que la verdad, la memoria y la justicia seguirán ausentes.
Más que una transformación profunda, comparable con la Independencia, la Reforma o la Revolución, lo que se observa es un gobierno que por medio de cooptación, desmovilización y mediación, buscará conciliar el conflicto de clases: gobernar para los de arriba diciendo que es para los de abajo. La profundización del capitalismo está garantizada.
Grandes retos se plantean para la izquierda anticapitalista a escalas nacional e internacional. Resistir en lo local y hermanarse en lo global es indispensable. Imaginar y construir mundos sin capitalismo, sin racismo y sin patriarcado es el reto. Hay pocos referentes de una alternativa así hoy día, el zapatismo es uno de ellos. Cuidémosle, acompañemos y sigamos alimentando la esperanza de que otro mundo sí es posible.
*Sociólogo.
Tomado de https://www.jornada.com.mx/2019/01/04/opinion/016a2pol
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