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Tryno Maldonado
Del 26 al 31 de diciembre, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional nos convocó a las Redes de Resistencias y Rebeldías de todo el país y el extranjero al segundo encuentro de trabajos organizativos en territorio rebelde, así como a la celebración de los primeros 25 años del levantamiento zapatista. Nuestra reunión ocurrió en el espacio recuperado Huellas de Memoria Subcomandante Insurgente Pedro Cumplió, en las inmediaciones del caracol zapatista Guadalupe Tepeyac. Quienes nos re-conocemos y conformamos estas redes somos tanto adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona como grupos e individuos simpatizantes del EZLN; pero, sobre todo, colectivos que se conformaron en todo el mundo para caminar desde hace más de un año con la propuesta del EZLN, el Congreso Nacional Indígena y la vocera del Concejo Indígena de Gobierno, Marichuy.
Quienes ponían en duda este proceso de emancipación de la organización y la imaginación políticas de las colectividades hacia el ejercicio de la autonomía, el autogobierno y la autogestión en todo el país y en otros continentes, hoy deben estar bastante sorprendidos por el alcance de la convocatoria y la paulatina construcción y consolidación de un nuevo referente político de resistencia en una época en la que los megaproyectos neoliberales de despojo y de militarización no pararán. Nuestra rabia contra la continuidad de las políticas de aniquilación de los recursos, los territorios y las formas de organización de los pueblos indígenas nos da fuerza; la imaginación colectiva desde prácticas de organización emancipadas es nuestra guía.
Cuando la militarización y el despojo están ya anunciadas por medio de megaproyectos como el Corredor Transístmico, el Tren Maya y la militarización del país mediante la Guardia Nacional, hará falta más que nunca una reserva de desobediencia y de dignidad. Estamos preparadas y preparados para desobedecer. Nuestro llamado es a desobedecer. O, parafraseando a nuestras compañeras del Colectivo de Acción Artística de Guadalajara, sabemos que el arte es un antídoto contra el miedo y que la verdad es revolucionaria. La revolución no se construye acudiendo por millones cada seis años a las urnas. Y por supuesto, la revolución no viaja en el Tren Maya.
A lo largo de estos días y cinco mesas de trabajo, las Redes de Resistencia y Rebeldía consensamos refrendar nuestro compromiso y nuestro caminar con el Concejo Indígena de Gobierno, el Congreso Nacional Indígena y el EZLN. Las propuestas que hicimos partieron siempre de reflexiones dentro del ámbito de los principios zapatistas asumidos como nuestros, y tomando en cuenta que, a diferencia de la izquierda institucional de arriba, existen dos ejes transversales en el proceso de nuestras luchas: el antipatriarcado y el anticapitalismo. Entendemos algo que la izquierda partidista en control del Estado es incapaz de ver: estamos viviendo el patriarcado en su fase capitalista y debemos llevar a cabo acciones concretas desde nuestros modos de relacionarnos para abolirlo.
En los últimos días se ha desatado una campaña de estigmatización, desprestigio, odio y contrainsurgencia mediática contra las hermanas y hermanos del EZLN y quienes en todos los continentes caminamos con ellas y con ellos. Esta misma campaña desinformativa salida de la llamada Cuarta Transformación pretende solapar al mismo tiempo la legitimación del despojo orquestado por el Estado, así como su estrategia para cooptar los símbolos de las luchas de los pueblos. La Cuarta Transformación sabe que su lucha por el poder de arriba no fue sólo por acceder a él, sino por imponer la narrativa que cuenta cómo se ha instalado en él. Por eso su urgencia de robar los símbolos de las luchas de abajo sin tener su representatividad: bastones de mando vacíos, rituales a la madre Tierra impostados… Por lo tanto, la batalla de abajo y a la izquierda, la batalla de quienes caminamos con la digna rabia, será también una batalla a nivel simbólico contra el discurso apabullante del Estado.
Como nos recuerda la lingüista ayuujk Yásnaya Aguilar Gil, no hay que olvidar que hace años los primeros zapatistas ya dieron una batalla contra un gobierno que representaba la esperanza: el gobierno de Francisco I. Madero, cuya imagen AMLO ha institucionalizado en su estandarte. Aunque AMLO pretenda que este 2019 sea el año de Zapata para las instituciones del Estado, tampoco olvidemos que el asesino de Emiliano Zapata fue ese mismo Estado, el mismo mal gobierno de regeneración nacional: el de Madero.
Aquí, en el caracol de La Realidad, Madre de los Caracoles del Mar de Nuestros Sueños, territorio zapatista rebelde, caminan entre nosotros las nuevas generaciones de zapatistas. Niñas y niños que han nacido y crecido en el arte, la educación, la salud autónomas y que representan el relevo generacional para la continuidad del ejercicio de sus autonomías. Ya los han despojado de tanto que ni ellos ni quienes caminamos con ellos permitiremos que el 2019 sea despojado por el Estado para volverlo el año institucional de Zapata. Estamos organizados y preparados para resistir y luchar para que este año y todo este siglo sean un año y un siglo del florecimiento de los pueblos. El siglo el florecimiento de nuestra digna rabia.
Tomado de suracapulco.mx/2019/01/08/aniversario-25-del-ezln-y-la-red-de-resistencias-y-rebeldias/
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