Imagen tomada de https://martamoli.files.wordpress.com/2014/05/la-realidad_1_1ok.jpg
¿Querid@s? amig@s y enemig@s: err… bue… resulta que… es decir… ¿recuerdan que al final del texto del 19 de marzo 2015, “Sobre Homenaje y Seminario”, les pusimos que la organización del seminario era un desmadre? Bueno, pues nosotr@s cumplimos lo que prometemos: la dirección electrónica a la que están mandando sus datos de registro está mal, no es ésa, es errónea, etc. La dirección correcta esseminario.pensamientocritico15@gmail.com Ok, ok, ok, Va en mi cuenta. Atentamente: yo merengues.
Abril del 2015.
A loas compañeroas de la
Sexta:
A loas interesadoas:
Aunque no lo parezca, ésta es una
invitación… ¿o un reto?
Si usted es adherente a la Sexta, si
usted es de un medio libre, autónomo, alternativo, independiente o
como se diga, si usted está interesado en el pensamiento crítico,
entonces tome como suya esta invitación al Seminario “El
Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista”. Si, además de
aceptar la invitación, quiere asistir, por favor siga este
link: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/registro-al-seminario-de-reflexion-y-analisis-el-pensamiento-critico-frente-a-la-hidra-capitalista/
Si usted ha sido invitada,
invitado, invitadoa como ponente, una misiva parecida a
ésta le llegará por el mismo medio en que se le contactó. La
diferencia estriba en que la carta invitación a ponentes tiene una
“cláusula secreta”.
Bien, la invitación es, como quien
dice, la envoltura.
Dentro, más abajo y a la izquierda,
está…
El Reto.
Oh, lo sé. Los clásicos inicios de
las reflexiones zapatistas: desconcertantes, anacrónicos,
desubicados, absurdos. Como no queriendo, como así nomás, como “ahí
les dejamos”, como “ahí lo vean”, como “va en su cuenta”.
Como si aventaran una pieza de un rompecabezas y esperaran a que se
entendiera que no están describiendo una parte de la realidad, sino
que están imaginando la imagen completa.
Como que miran el rompecabezas ya
completado, con sus figuras y colores cabales, pero con los bordes de
las piezas visibles, como señalando que el conjunto lo es gracias a
las partes, y, claro, que cada parte adquiere su sentido en su
relación con las otras.
Como si la reflexión zapatista
emplazara a ver que falta lo que falta, y no sólo lo que hay, lo que
se percibe como inmediato.
Algo como lo que hizo Walter Benjamin
con el “Angelus Novus” de Paul Klee. Al reflexionar sobre la
pintura, Benjamin la “completa”: ve al ángel, pero también ve
lo que el ángel ve, ve hacia dónde es arrojado por lo que ve, ve la
fuerza que lo agrede, ve la huella brutal. Ve el rompecabezas
completado:
“Hay un cuadro de Klee que se llama
Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de
alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente,
tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se
imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el
pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él
ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja
a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y
recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán
que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no
puede cerrarlas. Este huracán le empuja irresistiblemente hacia el
futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante
él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos
progreso.” (X, “Tesis sobre filosofía de la historia”)
Entonces es como si nuestras
reflexiones fueran un reto, un enigma del Acertijo, un desafío de
Mr.
Bane, un comodín en las manos del
Guasón mientras inquiere “¿Por qué tan serios?”.
Como si el gato-perro, súper héroe y
súper villano, Sherlock y Moriarty, irrumpiera acosando con
preguntas: ¿qué miramos?, ¿por qué?, ¿hacia dónde?, ¿desde
dónde?, ¿para qué?
Es como si lo pensáramos al mundo,
cuestionando su torpe girar, debatiendo su rumbo, desafiando su
historia, disputando la racionalidad de sus evidencias.
Es como si, por un momento apenas,
fuéramos…
-*-
El Centinela.
Usted puede ver que, por lo regular, en
una instalación militar hay puestos en su periferia. Se les llama
“Puestos de Observación”, “Puestos de Guardia” o “Puestos
del Vigía”. El trabajo de esos puestos es vigilar los alrededores
y los accesos al establecimiento, de modo de saber qué o quién se
aproxima o se mueve o permanece en los alrededores del lugar. Bien,
ese puesto de vigilancia (en los campamentos zapatistas le decimos
“la posta”, ignoro la razón; por ejemplo, decimos “te toca la
posta a las 0000 hrs”, “el relevo de la posta es a las 1200″,
etc.), avisa o advierte al resto de la instalación, y contiene o
detiene a quien trata de ingresar sin autorización. Quien ocupa el
puesto de observación es el guardia, el vigía, el centinela. Además
de observar y estar atento a lo que ocurre, el centinela es quien da
la voz de alarma en caso de ataque y frente a cualquier eventualidad.
Según nosotras, nosotros, zapatistas,
la reflexión teórica, el pensamiento crítico tiene ese trabajo de
centinela. A quien trabaja con el pensamiento analítico, le toca el
turno de guardia en el puesto del vigía. Podría extenderme sobre la
ubicación de ese puesto en el todo, pero por ahora sólo baste
plantear que es una parte también, nada más, pero nada menos. Digo
esto por aquellos, aquellas y aquelloas (no olvidar la
equidad de género y el reconocimiento de la diversidad) que
pretenden:
.- O estar por encima y afuera del
todo, como algo aparte, y se esconden detrás de la “imparcialidad”,
la “objetividad”, la “neutralidad”. Y dicen que analizan y
reflexionan desde la asepsia de un imposible laboratorio
materializado en la ciencia, la cátedra, la investigación, el
libro, el blog, el credo, el dogma, la consigna.
.- O trastocan su papel de vigías y se
adjudican el de nuevos sacerdotes doctrinarios. Siendo apenas
centinelas, se comportan como si fueran el cerebro dirigente que muta
en tribunal penal a conveniencia. Y desde ahí ordenan lo que debe
hacerse, juzgan y absuelven o condenan. Aunque hay que reconocerles
que el hecho de que nadie les haga caso, marcadamente la realidad
siempre rebelde, no los inhiba de su delirio (etílico, no pocas
veces).
El centinela tiene que ver con el
puesto del vigía en cuestión. Pero ya volveremos sobre esto en
alguna de nuestras intervenciones en el seminario.
Por ahora, baste decir que, abrumado,
sobrepasado por la tarea de observación crítica en un mundo
tramposamente instantáneo, en su turno en el puesto de guardia, el
vigilante puede caer en…
-*-
El Síndrome del Vigía.
Bien, pues resulta que el centinela
“agota” su capacidad de vigilancia después de un período.
Este “agotamiento” (al que
nosotras, nosotros, zapatistas, llamamos “el síndrome del vigía”)
consiste, grosso modo, en que la persona que está en el puesto de
vigilancia desarrolla, después de un tiempo de estar de guardia, una
especie de “percepción en bucle” o “constancia de la
percepción”. Es decir, reproduce en su percepción consciente una
y otra vez la misma imagen, como si nada se alterara, o como si los
cambios fueran parte de la misma normalidad de la imagen. Tiene que
ver, supongo, con algo de percepción visual, pero también con el
deseo de que nada altere la rutina. Así, por ejemplo, el vigilante
no desea que un peligro aparezca, y ese deseo lo traslada a lo que
vigila. “Todo está bien, no va a pasar nada malo”, se repite una
y otra vez, y eso se traslada a su valoración de la realidad. Su
objetivo es poder entregar un reporte de vigilancia lacónico: “sin
novedad”.
Esto que les explico es producto de una
observación empírica, no de un estudio científico. A lo largo de
años y años de vigilancia, es lo que concluimos de nuestra propia
(y reducida) experiencia. Con la persistente duda de si ciencia o
usos y costumbres, preguntamos con alguien que sí le sabe a eso de
la neurociencia. Nos dijo que el fenómeno existe, aunque no está
precisado el mecanismo que lo provoca (antes de que quieran
degollarme las distintas corrientes o posiciones en psicología,
aclaro que lo único que confirmé es que el fenómeno es real,
comprobable). Ahora bien, ¿por qué se da? bueno, ahí véanlo
ustedes -sería bueno que, ya en eso, se pongan de acuerdo en cuál
es el objeto de conocimiento de la “ciencia” de la psicología-.
Bueno, esa persona nos explicó lo que
es la “atención selectiva” y nos mandó un libro de ésos de los
de antes (o sea que se entiende lo que explica). Palabras más,
palabras menos, se trata de que sólo atendemos una pequeña parte de
lo que vemos en un determinado momento e ignoramos el resto.
Bueno, pues ese resto que ignoramos es
la “ceguera al cambio” o “ceguera por inatención”. Es como
si, al filtrar las partes de la imagen que vemos, nos volviéramos
ciegos a lo que no seleccionamos como importante.
Por ahora no desarrollaremos esto,
pero, en resumen, el “síndrome del centinela” consiste en que:
a).- No se vigila el todo, sino sólo
una parte de ese todo.
b).- Cuando se “cansa”, la guardia
no percibe los cambios que se presentan en la zona vigilada porque le
son imperceptibles (es decir, no son dignos de atención).
Para contrarrestar eso, usamos varios
recursos:
Uno de ellos es la vigilancia no
directa, la “visión periférica” o, en término coloquiales,
“mirar por el rabillo del ojo”. Esto es que la mirada indirecta
permite detectar alteraciones de la rutina. También debe de haber
una explicación de esto en la neurociencia, pero creo que nos falta
estudio.
Otras formas de solucionar la fatiga
del centinela, son: poner dos o más vigías cubriendo el mismo
punto; o reducir el tiempo de vigilancia y aumentar la frecuencia del
relevo.
Puede y hay otras formas de que la
tarea del centinela se cumpla.
Pero lo importante es que hay que estar
avizores de cualquier señal de peligro. No se trata entonces de
advertir el peligro cuando ya está presente, sino de mirar los
indicios, valorarlos, interpretarlos, en suma, pensarlos
críticamente.
Por ejemplo: esos nubarrones en el
horizonte, ¿significan que viene una lluvia pasajera, cuál es su
intensidad, se dirige hacia acá o se aleja?
¿O se trata de algo más grande, más
terrible, más destructivo? Si es así, habrá que alertar a tod@s de
la inminencia de…
La Tormenta.
Bueno, el asunto es que lo que
nosotros, nosotras, zapatistas, miramos y escuchamos es que viene una
catástrofe en todos los sentidos, una tormenta.
Pero…, resulta que nosotras,
nosotros, zapatistas, también miramos y escuchamos que personas con
grandes conocimientos dicen, a veces con su palabra, siempre con su
actitud, que todo sigue igual.
Que lo que la realidad nos está
presentando, son sólo pequeñas variaciones que no alteran en nada
importante el paisaje.
O sea que nosotras, nosotros,
zapatistas, vemos una cosa, y ellos ven otra.
Porque vemos que se sigue recurriendo a
los mismos métodos de lucha. Se sigue con marchas, reales o
virtuales, con elecciones, con encuestas, con mítines. Y, de manera
concomitante, surgen y se desarrollan los nuevos parámetros de
“éxito”, una especie de aplausómetro que, en el caso de las
marchas de protesta, es inverso: mientras más bien portada sea (es
decir mientras menos proteste), mayor su éxito. Y se hacen
organizaciones partidarias, se trazan planes, estrategias y tácticas,
haciendo verdaderos malabares con los conceptos.
Como si fueran equivalentes Estado,
Gobierno y Administración.
Como si el Estado fuera el mismo, como
si tuviera las mismas funciones de hace 20, 40, 100 años.
Como si el sistema fuera también el
mismo y mismas las formas de sometimiento, de destrucción. O,
para ponerlo en términos de la Sexta:
las mismas formas de explotación, represión, discriminación y
despojo.
Como si allá arriba el Poder hubiera
mantenido invariable su funcionamiento.
Como si la hidra no hubiera regenerado
sus múltiples cabezas.
Entonces pensamos que en nosotros o en
ellos, hay el “síndrome del centinela”.
Y nosotros, nosotras, zapatistas,
miramos de reojo esos movimientos en la realidad. Ponemos entonces
más atención, subimos a lo alto de la ceiba para tratar de ver más
lejos, no lo que pasó, sino lo que viene.
Bueno, pues lo que vemos no es nada
bueno.
Vemos que viene algo terrible, más
destructivo si posible fuera.
Pero otra vez vemos que quienes piensan
y analizan nada dicen de eso. Siguen repitiendo lo de hace 20 años,
40 años, un siglo.
Y vemos que organizaciones, grupos,
colectivos, personas, siguen en lo mismo, presentando falsas opciones
excluyentes, juzgando y condenando a lo otro, a lo diferente.
Y más: despreciándonos por lo que
decimos que vemos.
Entonces, pues ya ve usted, somos
zapatistas. Y eso quiere decir muchas cosas, tantas que en los
diccionarios de su lengua de usted no existen palabras para eso.
Pero también quiere decir que siempre
pensamos que podemos estar equivocados. Que tal vez todo sigue sin
cambios fundamentales. Que tal vez el Mandón sigue mandando igual
que hace décadas, siglos, milenios. Que puede ser que lo que viene
no es algo grave, sino apenas una descompensación, un reacomodo de
ésos que ni la pena valen.
Entonces o nada de pensamiento, de
análisis, de teoría, o lo mismo de siempre antes.
Entonces nosotros, nosotras,
zapatistas, pensamos que tenemos que preguntar a otros, a otras, a
otroas, de otros calendarios, de geografías distintas, qué es lo
que ven.
Creo que es como cuando a un enfermo le
dicen que sí, que ya está muy grave, o sea que “está cabrón”,
decimos acá. Y entonces pues, como quien dice, hay que buscar una
segunda opinión.
Entonces decimos que está fallando el
pensamiento, la teoría. Sea que falla la nuestra, sea que fallan los
otros pensamientos. O tal vez fallan los dos.
Entonces, pues somos desconfiados,
desconfiadas, como de por sí. Pero sí un poco lo confiamos las
compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta. Pero
bien sabemos que el mundo es muy grande, y que hay otros,
otras, otroas, que también le hacen a eso de pensar, analizar,
mirar.
Entonces pensamos que necesitamos
pensarlo al mundo, y también pensar así su calendario y su
geografía de cada quien.
Y pensamos que más mejor si hacemos
ahora sí que como un intercambio de pensamientos. No como se dice un
intercambio de mercancías, como en el capitalismo, sino como si
dijéramos que echemos trato de que yo te lo digo mi pensamiento y tú
me lo dices el tuyo. O sea como una reunión de pensamientos.
Pero entonces no pensamos que es una
reunión así nomás, sino que tiene que ser grande, muy grande,
mundial se dice.
Y, bueno, nosotros, nosotras,
zapatistas, no conocemos mucho. Si acaso y batallando, algo lo
sabemos denuestroas compañeroas, compañeras y compañeros de la
Sexta.
Entonces vemos que a esas reuniones de
pensamientos en algunas partes les dicen “seminarios”, creemos
que porque “seminario” quiere decir “semillero” o sea que ahí
se hacen semillas que a veces rápido crían y a veces tardan.
Y entonces decimos que hagamos un
semillero de ideas, de análisis, de pensamientos críticos de cómo
está actualmente eso del sistema capitalista.
Entonces el seminario o semillero no es
un sólo lugar ni en un sólo tiempo. Sino que tarda y es en muchas
partes.
Y entonces pues por eso decimos que es
dislocado, o sea que no todo en un sólo lugar, sino que muchas
partes y en muchos lados. Y decimos que es mundial, bueno, pues
porque en todos los mundos hay pensamientos críticos, que se están
preguntando qué pasa, por qué, qué hacemos, cómo, y esas cosas
que se piensan en la teoría.
Pero entonces, pensamos, en algún lado
empieza y en un tiempo.
Entonces, pues, empieza en un lugar ese
semillero colectivo, y ese lugar es en un caracol zapatista.
¿Por qué? Bueno porque acá los
pueblos zapatistas lo usamos el caracol para alertar y para llamar al
colectivo.
Así que, por ejemplo, si hay un
problema de la comunidad, o un asunto que hay que resolver, pues se
toca el caracol y ya todo el pueblo sabe que hay reunión del
colectivo para que el pensamiento hable su palabra.
O para ver cómo hacemos para resistir.
Así que digamos que el caracol es uno
de los instrumentos del centinela. Con él avisa que hay un peligro.
Entonces el lugar es, pues, un caracol
zapatista: el caracol de Oventik, montañas del sureste mexicano,
Chiapas, México.
Y la fecha del inicio es el 3 de mayo.
¿Por qué el 3 de mayo?
Bueno, en nuestros pueblos es el día
de la siembra, de la fertilidad, de la cosecha, de la semilla. Es el
día de la Santa Cruz.
En los pueblos se acostumbra sembrar
una cruz en donde nace el río, el arroyo o el manantial que le da
vida al poblado. Así es como se señala que ese lugar es sagrado. Y
es sagrado porque el agua es la que da la vida. Entonces el 3 de mayo
es el día de pedir el agua para la siembra y la buena cosecha. Van
entonces los pobladores a donde nace el agua a darle ofrendas. O sea
que como que le hablan al agua, le dan sus flores, le dan su taza de
atole, su incienso, su caldo de pollo sin sal. En otros pueblos le
dan una copita de trago, pero en los pueblos zapatistas está
prohibido el alcohol y entonces le dan refresco al agua. El caldo de
pollo que se le da al agua es sin sal, para que no se seca el agua.
Al mismo tiempo que están en esa ceremonia de ofrenda, tocan música
y empiezan la bailadera tod@s, niñ@s, joven@s, ancian@s. Ya cuando
termina la ofrenda, empieza la convivencia del pueblo. Se reparten la
comida que llevan: atole agrio, pollo, frijol, calabaza. Todo lo que
es comida, ahí lo comen en colectivo, junto al nacimiento del agua.
Ya terminado eso, regresan en sus casas. Y ya por pura alegría, le
siguen a la bailadera en el pueblo y comen en común y toman café
con pan. También hay compas zapatistas que son albañiles, y
entonces también lo celebran y cuentan que hacen una cruz de
cualquier madera que encuentran y la ponen cuando empiezan la
construcción. Dicen que porque es su responsabilidad del trabajador.
O sea que el trabajador se hace así responsable de la construcción
y le echa ganas para que queda bien, porque va en su cuenta que quede
bien.
Entonces pues ya lo sabe usted. Ahí lo
vea. Si acepta o no el reto, va en su cuenta.
Ojo: lo que sigue es sólo para
ponentes. O sea que sólo va a ir en las invitaciones formales que se
les mandan a l@s ponentes. No lo ande usted publicando porque es una…
Cláusula Secreta:
Todo esto es para que usted entienda,
como quien dice, el contexto del seminario.
¿Qué esperamos de usted?
Pues que entienda que vienen personas
de muy lejos, que hacen el sacrificio de su paga y su tiempo para
llegar a escuchar lo que usted va a exponer. No vienen por ocio, ni
porque vayan a ganar algo. No vienen por moda o ignorancia. Vienen
porque tal vez ven esos nubarrones en sus horizontes, porque las
lluvias y vientos ya los azotan, porque el hambre de tratar de
entender no se sacia, porque sienten que la tormenta se acerca.
Así como nosotros, nosotras,
zapatista, le respetamos a usted, así le pedimos que respete a esas
personas. Habrá un@ que otr@ colad@, pero la mayoría son nuestr@s
compas. Son personas que viven y mueren luchando, sin que nadie, como
no seamos nosotros, nosotras, zapatistas, les lleve la cuenta. No hay
para ell@s museos, ni estatuas, ni canciones, ni poemas, ni sus
nombres están en vagones del metro, calles, colonias. Son nadie,
cierto. Y no a pesar de eso, sino precisamente por eso, para
nosotras, nosotros, zapatistas, son todo.
Entonces, no se ofenda usted, pero no
traiga consignas, dogmas, autos de fe, modas; no repita lo que ya
dijeron otros antes o en otro lado; no aliente el pensamiento
haragán; no trate de imponer el pensamiento dogmático; no difunda
el pensamiento mentiroso.
Le pedimos que traiga su palabra y que
ella provoque el pensamiento, la reflexión, la crítica. Le pedimos
que prepare su mensaje, que lo afile, que le saque brillo. Que con él
honre no a la academia y a sus pares, sino a quien lo recibe, ya sea
como sacudida, o como bofetada, o como grito.
La semilla que para este seminario o
semillero le pedimos, es la que cuestione, provoque, aliente, impulse
a seguir pensando y analizando. Una semilla para que otras semillas
escuchen que hay que crecer y lo hagan según su modo, según su
calendario y su geografía.
Oh, sí, lo sabemos: no verá ni
engrosado su prestigio, ni su cuenta bancaria, ni su caudal de fama.
Tampoco verá si consiguió nuevos seguidores, discípulos, rebaños.
Es más, el único indicio de éxito no
lo verá, y será que en muchas partes, en otros calendarios y en
geografías diversas, otras, otros, otroas, desafíen todo y
discutan, debatan, cuestionen, critiquen, imaginen, creen.
Eso le pedimos. Eso, sólo eso.
Desde la conserjería de la Escuelita,
habilitada ahora como “Oficina de protocolo, diseño e impresión
de invitaciones para bodas, XV años, divorcios, bautizos,
graduaciones frustradas, seminarios y otros”, y colgando unos
letreros que dicen “Hoy no se fía, mañana tampoco”, “Salvavidas
sobre pedido”, “Lleve su catalejo pirata,
bara-bara-todo-legal-mi-buen-qué-pasóóó´”, “En este
establecimiento no se discrimina por razón de su miopía”.
El SupGaleano.
México, Abril del
2015.
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