EJÉRCITO ZAPATISTA DE
LIBERACIÓN NACIONAL
MÉXICO
MÉXICO
11 de octubre del 2016.
Compañeros y compañeras del Congreso
Nacional Indígena,
Pueblo hermano Wirrarikarri,
Pueblo hermano Nahua,
Pueblo hermano Purépecha,
Pueblo hermano Raramuri,
Pueblo hermano Cora,
Pueblo hermano Mayo Yoreme,
Pueblo hermano Tribu Yaqui,
Pueblo hermano Popoluca,
Pueblo hermano Mixteco,
Pueblo hermano Ñahñú, Ñatho,
Pueblo hermano Coca,
Pueblo hermano Totonaco,
Pueblo hermano Mazahua,
Pueblo hermano Maya,
Pueblo hermano Zoque,
Pueblo hermano Tzotzil,
Pueblo hermano Tzeltal,
Pueblo hermano Chol,
Pueblo hermano Tojolabal,
Pueblo hermano Mame,
Pueblo hermano Binni Zaá
Pueblo hermano Chontal.
Pueblo hermano Chinanteco,
Pueblo hermano Kumiai,
Pueblo hermano Cuicateco,
Pueblo hermano Matlazinca,
Pueblo hermano Mazateco,
Pueblo hermano Mee-paa,
Pueblo hermano Mixe,
Pueblo hermano Nasaquue/Nasa,
Pueblo hermano Amuzgo,
Pueblo hermano Triqui,
Pueblos, naciones, tribus y barrios de
pueblos originarios que tenemos como casa el Congreso Nacional
Indígena:
Compañeros y compañeras de la Sexta
Nacional e Internacional:
Compañeras y compañeros de la
delegación zapatista al Quinto Congreso del CNI:
Reciban todas, todos, todoas, el
saludo sincero de los hombres, mujeres, niños y ancianos que tenemos
como nombre común el del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional.
Y con el saludo reciban nuestro
respeto, nuestra admiración, nuestro cariño sincero y sin dobleces.
Queremos primero agradecer a nuestras
compañeras y compañeros del CIDECI-UNITIERRA el que al igual que
otras veces, en estos días nos brindan cobijo, alimento y espacio
para nuestro oído y nuestra palabra.
Compañeras, compañeros, compañeroas:
Hermanos y hermanas:
En estos días cumple 20 años una luz
que nació en sus manos de los pueblos originarios de esta tierra
llamada México. Esa luz que se llamó y se llama Congreso Nacional
Indígena.
En ese nacimiento tuvimos el honor de
estar presentes, a través de nuestra inolvidable compañera
comandanta Ramona, en donde juntos, pueblos, naciones, tribus y
barrios de pueblos originarios, encendimos esa luz.
Luz de organización, de lucha y
trabajo y de un largo caminar de pelea con resistencia y rebeldía.
Ya que a lo largo de 20 años de lucha
contra del mal sistema capitalista y sus gobernantes, sólo hemos
recibido desprecio, represión, despojo y explotación, cárceles,
asesinatos, y desapariciones, engaños y manipulaciones.
Y en este aniversario que celebramos
con la palabra hermana y compañera, como zapatistas que somos,
queremos traer a la memoria a quienes nos hacen falta:
Nuestra finada Comandanta Ramona, el
Tata Grande Juan Chávez, el Mayor Insurgente honorario Félix
Serdán, el compañero Ramiro Taboada, el hermano Efrén Capíz, y
los nombres que toman las ausencias que hoy y siempre nos duelen: las
mujeres indígenas, la juventud indígena, los adultos y ancianos
originarios, nuestros más grandes sabedores y sabedoras, los
migrantes indígenas, todos, todas las desaparecidas, asesinadas,
maltratadas, humilladas, prostituidas, olvidadas, materia del
escarnio, la burla y el desprecio.
Y junto a ellas y ellos, traigamos
también a la memoria la injusticia y la impunidad que, como política
de Estado, toman nombre y rostro en los 47 ausentes de Ayotzinapa.
Que se sienten con nosotros, nosotras,
todos esos dolores, todas esas rabias que ahora nos convocan y que
nos provocan el pensamiento de algo hacer por quienes no están y por
quienes van a estar.
Que hablen en nuestros labios, que
escuchen en nuestros corazones.
Que en nuestro ser colectivo vivan.
Que en nuestro pensamiento y nuestra
acción se sepan acompañados, que lo sientan que no están solos.
Compañeras, compañeros, hermanos,
hermanas:
Dijimos hace 20 años.
Nada nuevo vendrá y nacerá en este
sistema capitalista para un bien de nosotr@s los pueblos originarios
de México y del mundo.
Esos capitalistas nunca buscarán ni
pensarán un camino de cambio para una vida mejor para nosotros los
pueblos, naciones, tribus y barrios originarios.
Con el sistema capitalista en que
vivimos no vendrá nada bueno para nosotros los pueblos pobres del
campo y la ciudad.
Dentro de ellos no nacerá lo que
necesitamos, lo que queremos nosotros los pueblos originarios de
México y del mundo.
Nada esperamos en ellos, más que sólo
injusticias, explotación y tantas maldades en contra de nosotros los
pobres del mundo.
No habrá nada para nosotros de lo que
queremos y lo que necesitamos, en los partidos que ya hay, ni en los
dizque nuevos que vendrán, porque son los mismos que se brincan de
un partido a otro
Muchas cosas lo vimos y lo pensamos,
hace 20 años.
Porque ya la hemos vivido con muertes y
desesperación más de 500 años.
Con esto nos demuestra o nos dice, que
ya no tenemos nada que esperar en este mal sistema y con sus malos
gobernantes, nuestra historia nos dice y nos demuestra en la vida que
vivieron nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.
Por eso hace 20 años dijimos que
tenemos que construir nuestro propio camino, nuestro propio destino,
donde haya libertad, justicia y democracia.
Porque ya no hay ni un tantito nada de
que confiar en este sistema capitalista en que vivimos.
En el diálogo nos conocimos, el
diálogo que exigió al pueblo de México que dialogáramos con el
mal sistema hecho gobierno, que no cumplió su palabra.
Es el mal sistema que nos mostró que
desconfiáramos en sus palabras, que ya la vimos más de 500 años,
que no cumplen.
Pero nuestro diálogo entre nosotros
los barrios, tribus, naciones y pueblos originarios, sí nos sirvió,
por eso estamos ahora como Congreso Nacional Indígena.
Hablar entre nosotros los pueblos
originarios fue y es muy necesario hoy más que nunca, porque está
extendido ahora la destrucción que hacen los capitalistas en contra
de la madre tierra y eso significa que seremos destruidos también,
porque en ella vivimos.
Dialogar entre nosotras, nosotros, nos
hace un bien, nos ayuda de entender, nos ayuda a orientarnos en
muchas cosas en la mente de nuestra vida, pero sólo trabajándola da
fruto, si no se trabaja no da el fruto, el trabajar es con los
pueblos, el fruto es los pueblos que se trabaja organizándose, y
luchar, esforzándose, sacrificándose, una y cuantas veces se
necesitan.
Si no hacemos ese trabajo, ¿quién lo
va a hacer?
Nadie vendrá, bien lo sabemos.
Así lo decimos. Muchas cosas lo
sabemos y lo decimos, decimos, por ejemplo. “pelearnos entre
nosotros no nos sirve”. Otro, “Divididos no tenemos fuerza”.
Como que ya es su hora de que no sólo
quedamos en saber y en decirlos, como que ya es su tiempo de ver lo
que está en nuestra vida real: injusticia, miseria, desigualdad.
Quiere que nos organicemos para lograr
lo que nos da de entender lo que decimos, o poner en la práctica los
pasos para ir corrigiendo y mejorando donde vemos que nos
equivocamos.
Compañeros, compañeras del congreso
Nacional Indígena, en estos días hace 20 años que levantamos
nuestra cabeza con nuestro cuerpo y alma y dijimos a organizarnos y a
trabajar luchando.
Hoy creemos que es precisamente estamos
aquí por eso, para vernos, escucharnos, que es lo que hemos hecho,
cómo la hemos hecho. Qué nos falta por hacer y cómo la vamos a
hacer.
En dónde fallamos y cómo lo vamos a
corregir y mejorar.
Hoy más que nunca nos necesitamos de
estar unidos, campo y la ciudad.
Nuestra trinchera de lucha, trabajo y
organización, es donde vivimos en cada pueblo y luego en cada
nación, en cada tribu, en cada barrio, como pueblos originarios.
Compañeras, compañeros, compañeroas
de la sexta nacional e internacional, pensamos que es lo mismo,
nuestra trinchera de lucha, trabajo y organización es donde viven,
en cada barrio, en cada escuela, fábrica, en cada hospital y así en
cada ciudad, municipio y estado y así.
Esto sólo se logra trabajando y
organizándose, ahí donde va nacer el cómo, el qué hacer según la
situación en que vivimos
Compañeros y compañeras del Congreso
Nacional Indígena, hoy más que nunca necesitamos que continuemos la
lucha de como la hicieron nuestros antepasados, Resistencia y
Rebeldía, pero ahora por un cambio de verdad que necesitamos los
pobres del campo y la ciudad.
Necesitamos construir nosotras y
nosotros mismos el mundo que queremos.
Compañeras y compañeros de la sexta
de México y del mundo.
Nosotras y nosotros que somos
explotados necesitamos estar juntos campo y la ciudad y construir el
mundo que queremos.
Pensamos que en eso debemos estar
dedicado nuestros esfuerzos, nuestros sacrificios en trabajar y en
organizarse, para saber qué hacer en el momento necesario.
HOY NO NOS QUEDA DE OTRA, más que
fajarnos en organizarnos nosotros mismos los pueblos originarios del
campo y de la ciudad
En especial nosotros los barrios,
tribus, naciones y pueblos originarios, ya no tenemos dónde
refugiarnos. Somos atacados en el campo y en la ciudad, nadie tendrá
dónde refugiarse.
Hoy necesitamos levantar nuestras
miradas, entre nosotros mismos los explotados y a organizarnos,
trabajar y luchar por estar organizados juntos ciudad y campo
Porque la verdad somos los testigos los
pueblos originarios del campo y los de la ciudad, que en el sistema
capitalista, no hay nada algo bueno ni en chiquito para una vida
mejor para los pueblos originarios y los de la ciudad.
Hoy de verdad nos quieren destruir
acabándonos en su esclavitud el capitalismo y al mismo tiempo,
acabar de destruir nuestra madre tierra y su naturaleza.
Hoy necesitamos estudiar escuchando,
mirando, aprendiendo compartiendo y practicando, dónde y cómo es el
mal y dónde y cómo es el bien, esto debe nacer en nosotras y
nosotros.
Cómo salirnos del mal y cómo
entrarnos en hacer el bien
Estudiar nuestras historias pasadas,
para no repetir el mal, sino para corregir y mejorar.
Por muy poderosos que sean los
explotadores, pueblo organizado nadie podrá ganar.
Así que compañeras y compañeros del
Congreso Nacional Indígena, compañeros, compañeras y compañeroas
de la sexta de México y del mundo, hermanos y hermanas de México y
del mundo abajo y a la izquierda, a organizarse y a luchar para que
haya un mundo mejor, con inteligencia y sabiduría vamos trabajando y
construyendo.
Pueblos originarios del mundo,
científicos del mundo y artistas del mundo, si nos organizamos
podemos salvar al mundo y construir otro mundo más mejor, para eso
debemos ser mejores luchadores y luchadoras.
Mientras nos buscamos y hablamos
compañeras y compañeros del Congreso Nacional Indígena, nos toca
mostrar el ejemplo a nuestras familias de México y del mundo, que no
hay nadie quien va luchar para liberarnos, más que nosotros,
nosotras mismas. Nos toca mostrar el camino.
-*-
Compañeras, compañeros, compañeroas,
hermanos, hermanas:
Que escuche quien quiera escuchar.
Que entienda quien quiera entender.
Porque ahora es la hora de que estos
suelos vuelvan a ser sembrados con el paso de los pueblos
originarios.
Ahora es la hora de que estos cielos
vuelvan a asombrarse con todos los colores que somos del color de la
tierra.
Ahora es la hora de que el corazón
colectivo que somos, más grande se haga todavía. Que sea casa,
consuelo y ánimo de lucha para quien se piensa solo y sin salida.
Ahora es la hora de nuestros pueblos,
de nuestras naciones, de nuestras tribus, de nuestros barrios.
Ahora es la hora de recordarle al
Mandón, a sus capataces y mayorales, quiénes parieron esta Nación,
quiénes hacen andar las máquinas, quiénes crean los alimentos de
la tierra, quiénes erigen las construcciones, quiénes abren los
caminos, quiénes reivindican las ciencias y las artes, quiénes
imaginan y luchan un mundo tan grande donde siempre haya un lugar
donde encontrar el alimento, el cobijo y la esperanza.
Escúchenlo bien, entiéndanlo bien:
Ahora es la hora del Congreso Nacional
Indígena.
Que a su paso retiemble en su centro la
tierra.
Que en su sueño se derrote el cinismo
y la apatía.
Que en su palabra se levante la de
quien no tiene voz.
Que en su mirada se ilumine la
oscuridad.
Que en su oído encuentre casa el dolor
de quien se piensa solo.
Que en su corazón encuentre consuelo y
esperanza la desesperación.
Que con su desafío se asombre de nuevo
el mundo.
-*-
Gracias Congreso Nacional Indígena.
Gracias por su ejemplo.
Gracias por no venderse.
Gracias por no rendirse.
Gracias por no claudicar.
Gracias por su paso hermano, por su
oído atento, por su palabra generosa.
Y lo decimos claro que nuestra lucha es
por la vida.
Por eso vivimos, por eso morimos, y por
eso decimos:
¡QUE VIVAN SIEMPRE LOS
BARRIOS, TRIBUS, NACIONES Y PUEBLOS ORIGINARIOS DE MÉXICO Y EL
MUNDO!
¡QUE SE ILUMINE DE NUEVO
EL COLOR QUE SOMOS DE LA TIERRA!
¡QUE OTRA VEZ SE LEVANTEN
LA MIRADA Y EL PASO DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA Y DE QUIENES EN
ÉL Y CON ÉL SOMOS!
Gracias por su oído, su
palabra, su corazón.
Desde el CIDECI-UNITIERRA,
Chiapas, México.
A nombre de los ancianos,
niños, mujeres y hombres del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional
Subcomandante Insurgente
Moisés.
A 11 días del mes de octubre del año 2016.
A 11 días del mes de octubre del año 2016.
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