martes, 5 de febrero de 2013

La solidaridad trajo libertad y justicia para Francisco Sántiz López


Dale play a las palabras del compa Francisco Santíz López y que se escuchen por el ciber-espacio :


Por Jessica Davies

Después de 418 días de encarcelamiento injusto, el base de apoyo zapatista fue liberado no como un triunfo del Estado de Derecho, sino gracias a la presión solidaria proveniente de individuos y organizaciones de todo el mundo.


México. El injusto encarcelamiento del zapatista Francisco Sántiz terminó después de 418 días gracias a la presión internacional organizada por los movimientos solidarios.

Por ellos, expresiones de alegría se suceden en todas partes del mundo por la liberación del indígena Sántiz López, conseguida después de 418 días de encierro por crímenes que él nunca cometió.

La orden de liberación afirma que las pruebas sobre su inocencia no fueron tomadas en cuenta, confirmando lo que la Junta de Buen Gobierno de Oventic ya había dejado claro, que “su único delito fue el de ser zapatista”. Al salir de la cárcel, el tzeltal declaró: “Ahí vamos a seguir la lucha con el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), a seguir el camino, vamos a ganar”.

Antecedentes

En el comunicado publicado el 24 de enero de 2013, el subcomandante Marcos ofrece ejemplos de individuos que son excluidos y perseguidos. Uno de ellos es “Francisco Sántiz López, indígena zapatista, preso injustamente por las ‘fuerzas del orden’”. El día anterior, Hermann Bellinghausen escribió en La Jornada que Francisco “sigue preso sin motivo, y su caso congelado, más como rehén político que reo”.

Francisco es originario de la comunidad de Banavil, Tenejapa, en la región de los Altos, en el norte de Chiapas. Es un campesino que tiene un puesto en el mercado local, casado, con ocho hijos y 12 nietos. Ha sido base de apoyo y comprometido con los zapatistas desde hace más de 20 años, desde antes del levantamiento del 1 de enero de 1994, y según la Junta de Buen Gobierno de Oventic, es “una persona honesta que cumple con los cargos de la comunidad y de la organización”.

El 4 de diciembre de 2011, Francisco Sántiz López fue detenido y acusado de participar en un enfrentamiento violento que ocurrió ese día en Banavil y dejó dos personas muertas. A pesar de que muchos testigos afirmaron que él no estaba presente en el lugar cuando se dio el enfrentamiento, sino que estaba a muchos kilómetros de distancia -trabajando en su puesto de verduras y frutas en la sede municipal de Tenejapa, lugar en donde lo detuvieron-, Francisco fue encarcelado 418 días en el Centro Estatal para la Reinserción Social de Sentenciados (CERSS) número cinco en San Cristóbal de Las Casas.

El ataque armado fue organizado por un grupo de priistas contra cuatro familias tzeltales simpatizantes de los zapatistas, pero no zapatistas en sí. Durante los actos bélicos, uno de los agresores fue asesinado y una de las víctimas, Alonso López Luna, fue desaparecido y solamente se encontró su brazo, pero el caso quedó sin investigar. Las cuatro familias indígenas fueron desplazadas y siguen en pésimas condiciones de vivienda, lejos de su comunidad rural, en las afueras de la ciudad 
de San Cristóbal, mientras que los agresores mantienen ocupadas a sus tierras.

El 22 de marzo de 2012 se retiraron los cargos no comprobados contra Francisco de asesinato y asalto agravado, y fue liberado. Sin embargo, justo cuando salía de la cárcel, fue detenido de nuevo, esta vez debido a una acusación federal por portación de arma de uso exclusivo del Ejército, Fuerza Armada y Aérea. A pesar de que no había pruebas de que Francisco tuviera armas de fuego, fue nuevamente encarcelado.

La Campaña por la liberación

A nivel local, nacional e internacional, se difundió mucha información, cartas, peticiones y videos, y se realizaron varias acciones, reuniones, foros, y manifestaciones artísticas por la liberación de Francisco Sántiz López.
Muchas de las acciones también se enfocaron en otro preso famoso, icónico e inocente, el profesor tzotzil Alberto Patishtán Gómez, injustamente encarcelado desde julio de 2000, y quien en 2002 fue condenado a 60 años de cárcel. Desde entonces, llegó a ser bien conocido y altamente respetado por su trabajo a favor de los derechos humanos de sus compañeros presos, por haber formado organizaciones de presos dentro de las cárceles, como la Voz del Amate, y por haber dirigido a los presos en huelga de hambre en demanda de sus derechos y libertades.

“¡A tumbar las paredes del calabozo!”

Esta campaña mundial para tumbar los muros de la cárcel y liberar a los dos prisioneros fue organizada y coordinada por Movimiento por Justicia del Barrio de La Otra Campaña en Nueva York. Ésta se dio en cuatro etapas: las primera y segunda semanas de lucha global, en abril y junio de 2012; la carta pública exigiendo la liberación inmediata de Francisco Sántiz López y Alberto Patishtán Gómez, en junio del mismo año; y finalmente, la jornada “A 9 Meses: 9 Días de Acción Global para Tumbar las Paredes del Calabozo”, en agosto y septiembre de 2012. Con mucha energía, el impulso continuó y a lo largo de la campaña se organizaron más y más acciones y eventos. Entre los video mensajes producidos estaban los del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil, y del Movimiento de Habitantes de Casas de Cartón de Sudáfrica (Abahlali baseMjondolo).
La convocatoria a la campaña decía: “Hemos visto con dolor, desde las acusaciones falsas hasta las irregularidades jurídicas, todos los esfuerzos deshumanizadores del mal gobierno en sus tres niveles y de sus dirigentes de todos los niveles… Buscan borrar el rostro de nuestros compañeros para que cesen de ser visibles. Buscan borrar la palabra de nuestros compañeros para que paren de ser escuchados. Buscan borrar su libertad física para que no luchen más. Porque es más fácil enterrar entre las paredes de un calabozo a un cuerpo que no lleva cara, que no hace ruido, que no tiene vida.”
Pero nosotros seguimos escuchándolos desde lejos, y sus dignos gritos, sus vidas imprescindibles, nos llaman a que caminemos a su lado para que sean libres. Nos llaman a que unamos nuestras fuerzas para tumbar las paredes que los encierran.”

Los convocantes, Movimiento por Justicia del Barrio, también declaraban que “como una organización mayoritariamente de migrantes mexicanos, hemos experimentado en carne propia la inhumana realidad de los muros fronterizos y sociales que los de arriba nos imponen. Hemos vivido y retado las muchas injusticias que son como ladrillos en estos muros, pero también hemos vivido y visto que de por si se pueden tumbar. En cuanto nos unamos todas y todos, juntando nuestras fuerzas y organizándonos, éstos se volverán polvo. Así que para nosotr@s la solidaridad y acción al nivel nacional e internacional es de suma importancia. Unid@s y junt@s, ganaremos.”

Pronunciamientos de apoyo, “su lucha es nuestra lucha”

Varios escritores conocidos se sumaron a la campaña “¡A tumbar las paredes del calabozo!” y escribieron cartas de apoyo. El pensador y catedrático John Holloway envió una carta donde reconocía que Patishtán y Sántiz: “están sufriendo por nosotros. Su lucha es nuestra lucha.” La carta finalizaba diciendo que, ante la destrucción constante del sistema, “hay gente como Alberto y Francisco que dicen No, que no lo van a aceptar… Por eso todas las protestas, por eso todas las cartas – porque nosotras y nosotros estamos con ellos en la cárcel”.

Una carta de Raúl Zibechi, el escritor, pensador y analista de Uruguay, presentó otra declaración sobre la justicia de arriba, que persigue a los pobres cuando se organizan y premia a los de arriba cuando se roban los bienes públicos.  Zibechi señaló que “Algún día nuestra justicia podrá juzgar a los de arriba; y ese día los de arriba serán condenados a vivir de su trabajo, a cuidar de los bienes comunes… Ese día, que no está lejos, recordaremos a los hermanos Patishtán y Sántiz López como dos de los muchos parteros y parteras que hicieron posible el nacimiento de un mundo nuevo.”
El luchador social peruano Hugo Blanco comentó: “En México las cárceles no son para los narcotraficantes, sino para indígenas que no han hecho nada malo, como Alberto Patishtán Gómez y Francisco Sántiz López”. Para Blanco, el delito de los dos presos políticos es luchar por un país “donde todos trabajen y todos vivan tranquilamente, sin explotar a nadie ni ser explotados”.

Gustavo Esteva, escritor y activista de Oaxaca, escribió que “mientras ellos sigan presos lo estamos todos: nos aprisiona este sistema abominable de cuyas rejas no hemos sabido librarnos”, Para el académico, solamente las autonomías nos permitirán “salir del calabozo”.

A la par que se desarrollaba la última fase de “A tumbar las paredes del calabozo”, el extraordinario Movimiento por Justicia del Barrio también organizó la campaña mundial “Eco Mundial en Apoyo a l@s Zapatistas”, de julio a noviembre de 2012.

Esta campaña llamó la atención en todo el planeta hacia el caso de Francisco, porque uno de sus objetivos principales fue exigir su libertad. Grupos y personas de 25 países participaron en el la campaña “¡A Tumbar las Paredes del Calabozo!”, y de 29 países en la campaña “Eco”, con contenido sobre la campaña traducido a 11 idiomas.

El caso jurídico

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) presentó un amparo indirecto en la corte federal en favor de Francisco, el 25 de octubre de 2012, a causa de “las graves violaciones al debido proceso” cometidas en su contra, y exigiendo su liberación inmediata.
El Centro de Derechos Humanos señaló claramente, y no por primera vez, que estaba convencido de que este caso sirve como “ejemplo en el que el Estado mexicano utiliza el sistema de justicia para criminalizar a las bases de apoyo zapatistas, como consecuencia de su ejercicio del derecho a la libre determinación y autonomía, con base en los Acuerdos de San Andrés, el Convenio 169 de la OITb (Organización Internacional del Trabajo) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos indígenas”.

El 4 de diciembre de 2012, Francisco cumplió un año de prisión. La Jornada informó que Alberto Patishtán dijo: “El compañero Francisco Sántiz manda decir: ‘no me cansaré de  pedir justicia’. Él es un ejemplo importante de los delitos que se ‘imponen’ a los inocentes que están en las cárceles de México”.

El amparo solicitado para la protección de la justicia federal se concedió a Francisco el 3 de enero de 2012. El 10 de enero, el Frayba escribió: “Este Centro de Derechos Humanos considera que el gobierno federal no tiene elementos para seguir privando de la libertad a Francisco Sántiz López, base de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.
Como resultado del amparo legal concedido, se ordenó a un juez que determinara el estado legal de Francisco. El 25 de enero de 2013, el Frayba informó que la orden había sido emitida y que el caso debía resolverse dentro un plazo de 24 horas. Esa misma noche, el preso político fue puesto en libertad. “Saben que soy inocente”, dijo a la prensa mientras emprendía la vuelta con familia. Su libertad se hizo posible por el aumento masivo de la conciencia y aplicación de la presión debido a la organización de las campañas internacionales, junto con un desafío a la base jurídica de su encarcelamiento.

El significativo

Mientras que su liberación ofrece cierta esperanza a los familiares, amigas y apoyadores de Alberto Patishtán Gómez -quien ojalá sea liberado muy pronto también-, el encarcelamiento injusto de Francisco Sántiz López y la fabricación de delitos en su contra deben ser vistos como parte de la estrategia del gobierno en su guerra de baja intensidad, que junto con una serie de constantes agresiones directas, busca destruir la resistencia de las comunidades zapatistas. “El único delito que tiene”, dijo la Junta, “es luchar por su pueblo, por decir la verdad, por luchar por la verdadera Democracia, Libertad y Justicia”.

En las palabras de la campaña “Eco Mundial en Apoyo a l@s Zapatistas”, el “injusto encarcelamiento de Francisco no es un caso aislado, sino que forma un parte de la guerra continua del Estado mexicano en contra de las comunidades zapatistas, una guerra que a través del acoso, los ataques y detenciones arbitrarias, busca debilitar y aniquilar la resistencia y el proceso de autonomía que las bases de apoyo zapatistas están llevando a cabo en Chiapas”.

Su libertad se consigue durante un momento de gran esperanza y posibilidades, y llega poco después del “resurgimiento” zapatista el 21 de diciembre del 2012, el día de la finalización del ciclo 13 del Baktun en el calendario maya, y el inicio de la “nueva era” del ciclo 14. También llega en un momento en que el nuevo gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Enrique Peña Nieto se embarca en una nueva estrategia de contrainsurgencia, basada en la propaganda, la desinformación y el engaño. Aquellos que se preocupan por la democracia, la libertad, la justicia y ese otro mundo posible por el que luchamos, no debemos bajar la vigilancia.

El Movimiento por Justicia del Barrio dedica algunas palabras a la liberación de Sántiz: “Su resistencia y su valentía han sido para nosotr@s una inspiración y una poderosísima razón para seguir luchando. Las paredes que encerraron a nuestro hermano Francisco no pudieron con la memoria. Con el tiempo, toda pared se derrumba, pero la memoria de un pueblo que lucha con todo su ser por unir su dignidad, nunca tendrá fin”.

Para el movimiento de migrantes, la liberación de Sántiz no fue un triunfo del Estado de Derecho, sino “de nuestras hermanas y hermanos zapatistas y de nuestros compañeros de buen corazón en diferentes rincones del mundo”. El Movimiento festeja que “juntas luchamos y logramos la liberación de nuestro hermano Francisco.”
 

CARTA DE JOHN HOLLOWAY

Al Movimiento por Justicia del Barrio, La Otra Campaña, Nueva York

¡Qué impresionante! Ola tras ola de protesta por la liberación de Alberto Patishtán y Francisco Sántiz López, carta tras carta llegando de cada parte del mundo. Resultado por supuesto de la organización y determinación de los organizadores de las semanas de lucha por su liberación, pero es algo mucho más que eso. Reconocemos en Alberto y Francisco a nosotros, reconocemos que están sufriendo por nosotros. Su lucha es nuestra lucha. Su lucha es la lucha de todos los que soñamos todavía que pueda haber un futuro para la humanidad, una vida digna. Su encarcelamiento es simplemente otra manifestación de que el capitalismo no tiene lugar para la humanidad.
El sistema actual es una agresión constante, una máquina de destrucción que busca destruir todo lo que no se subordina a su lógica del dinero, todo lo que se opone a la lógica de la ganancia. Pero no logra hacerlo porque hay gente como Alberto y Francisco que dicen No, que no lo van a aceptar – Alberto y Francisco e Inés y César y Juan y Ana y Julio y Sergio y Toño y Virginia y Hortensia y Cecilia y Gustavo y Tom y Bill y Vittorio y Martha y Hans y Sabu y Mariana y Silvia y Eric y Giuseppe y François, y, y, y, y, y millones y millones y millones que no vamos a aceptar. Por eso todas las protestas, por eso todas las cartas – porque nosotras y nosotros estamos con ellos en la cárcel. Para que ellos respiren, para que ellos vivan, para que nosotras y nosotros respiremos, vivamos, tenemos que tumbar las paredes del calabozo. Tumbemos las paredes de los calabozos de Chiapas, los calabozos del mundo, tumbemos el sistema-calabozo. John Holloway


CARTA DE RAÚL ZIBECHI

A los compañeros del Movimiento por Justicia del Barrio:
A la campaña de Lucha Mundial por la Libertad de Patishtán y Sántiz López:
“El color de las cárceles es la marca en el cuerpo del lugar que se ocupó en la historia”, dice la compañera Rita Laura Segato.

Los de arriba están criminalizando el lugar que ocupan las gentes del color de la tierra. Esa es la justicia del Estado, del mal gobierno. Una justicia que encarcela a los hijos de la Pachamama, a los que la defienden y la cuidan, pero deja el libertad a los que la destruyen para usarla como mercancía.
La campaña internacional por la libertad de Patishtán y Sántiz López está mostrando las verdaderas razones por las que están en prisión. Cuando los de abajo se ponen de pie, cuando los pobres del mundo dicen su palabra y se organizan, son sistemáticamente acusados de terroristas y violentos, y contra ellos se ponen en marcha campañas de difamación y se les echan encima los aparatos represivos.

Cuando los de arriba se roban los bienes públicos, cuando los banqueros se apropian de los dineros y del trabajo de todos, son premiados con cargos en los malos gobiernos y se usan los dineros de los 

Estados para salvar sus negocios sucios.

No son errores ni desviaciones, sino el verdadero sentido de la justicia de los Estados: proteger a los de arriba y condenar a los de abajo. En este mundo existen dos justicias: la de los gobiernos y la de los pueblos. La primera la ejecutan señores blancos y ricos protegidos por guardias armados, que se encierran en palacios para tomar decisiones. La segunda es la justicia comunitaria que toma sus decisiones en las asambleas de la gente común, que es la gente del color de la tierra, donde todos y todas pueden debatir porque no hacen falta abogados ni especialistas para distinguir el bien del mal.

Son dos justicias para dos mundos opuestos. Algún día nuestra justicia podrá juzgar a los de arriba; y ese día los de arriba serán condenados a vivir de su trabajo, a cuidar de los bienes comunes. Serán condenados a vivir como vivimos el 99% de los seres humanos.

Ese día, que no está lejos, recordaremos a los hermanos Patishtán y Sántiz López como dos de los muchos parteros y parteras que hicieron posible el nacimiento de un mundo nuevo.

Raúl Zibechi
Montevideo

CARTA DE HUGO BLANCO

A las hermanas y hermanos de México y del mundo:

Ahora México se ha convertido en el país modelo para el país poderoso del norte.

Los Estados Unidos son el país más consumidor de droga, son el país donde radican los grandes barones de la droga. Son el país que envía los insumos químicos para la producción de la cocaína. Son el principal país donde se lava el dinero. Son el país de donde se envía armas a los narcotraficantes.

México sirve de laboratorio para la falsamente llamada “guerra al narcotráfico”. Se ha movilizado al ejército en esa guerra en la que mueren centenares de personas inocentes que nada tienen que ver con el narcotráfico.

El sueño de los barones de la droga de Estados Unidos es extender ese modelo por toda América Latina para así aplastar a los pueblos y ganar mucho dinero.

En México las cárceles no son para los narcotraficantes, sino para indígenas que no han hecho nada malo, como Alberto Patishtán Gómez y Francisco Sántiz López.

¿Cuál fue el “delito” de ellos? Pensar que México debe ser para todos los mexicanos, donde todos trabajen y todos vivan tranquilamente, sin explotar a nadie ni ser explotados, disfrutando de los frutos que nos da la tierra. Un país donde todos puedan educarse, donde todos puedan atender su salud, donde no haya ni millonarios ni mendigos. Un país donde todos se interesen por todos, como en las comunidades indígenas. Un país que esté formado por comunidades de comunidades, en el campo y en las ciudades. Donde no haya quienes mandan y quienes obedecen, donde todos manden. Un país donde todos sean profundamente solidarios, donde no sea necesario pisar en la cabeza de otro para subir.

Pensaban así, y entendieron que no debían conformarse con pensar, que debían colaborar para construir ese país solidario que viviera en un mundo solidario.

Por eso Alberto adhirió a “la otra campaña” y Francisco fue base de apoyo del EZLN.

Por eso Alberto está 12 años preso y Francisco 6.

Hermanas y hermanos de México y de otros países, con toda justicia piensan que eso debe acabar, que Alberto y Francisco deben salir libres ¡YA!, por eso han convocado a la “Segunda Semana de Lucha Mundial por la Libertad de Patishtán y Sántiz López: ¡A Tumbar Las Paredes del Calabozo!”
Así como Alberto y Francisco no se conformaron con pensar en un México nuevo en un mundo nuevo y trabajaron para conseguirlo, nosotros no debemos conformarnos con desear su libertad, debemos actuar para conseguirla participando en la campaña.

Hugo Blanco

Director de “Lucha Indígena” Perú

CARTA DE GUSTAVO ESTEVA

Al Movimiento por Justicia del Barrio, La Otra Campaña, Nueva York

Estimados compañeros:

Desde mi rincón oaxaqueño deseo sumar todo el corazón, la esperanza y la energía a la Segunda 
 Semana de Lucha Mundial ¡A tumbar las paredes del calabozo!

Ha llegado la hora de tumbar ese calabozo y todos los demás.

Alberto Pathistán lleva más de diez años en una cárcel injusta. No podemos cerrar los ojos ante eso y alzarnos de hombros, agregándolo a la larga lista de los presos políticos. Tampoco podemos tranquilizarnos al pensar que Francisco Sántiz sólo ha estado seis meses en prisión. La cárcel de estos dos compañeros tiene que pesar sobre nosotros como si fuera nuestra propia cárcel. Porque en verdad lo es. Mientras ellos sigan presos lo estamos todos: nos aprisiona este sistema abominable de cuyas rejas no hemos sabido librarnos.

Dice bien don Raúl Zibechi: dominan dos justicias. Las leyes y los tribunales sirven para que unos puedan ignorarlas y violarlas y para que otros, la mayoría, paremos en la cárcel. Las leyes y los tribunales sirven para que Felipe Calderón y Juan Sabines sigan impunemente ordenando asesinatos y otros crímenes y para que luchadores sociales como Alberto y Francisco padezcan su prisión.

Dice bien John Berger que si se viera obligado a usar una sola palabra para describir el mundo de hoy usaría la palabra prisión. Y sí: nuestra lucha, la lucha de todos los días, todos los instantes, tiene que ser una lucha contra el régimen capitalista y contra quienes lo administran desde el Estado. Tenemos que romper ante todo las rejas que aún tenemos en la cabeza, las que llevan a pensar que cambiando allá arriba algunas cositas o personas todo va a arreglarse. Y luego tenemos que romper las cadenas que aún atan nuestras manos y nuestros pies y nos impiden ponernos en marcha a la conquista de nuestra autonomía en cada pedazo del mundo que nos toca vivir. Sólo esas autonomías, afianzadas en cada lugar y enlazadas solidariamente en todas partes, nos permitirán salir del calabozo.

Como nos dijeron hace tiempo los zapatistas, estamos en la Cuarta Guerra Mundial. La lanzan contra nosotros las corporaciones y los gobiernos de todo el mundo. Por eso nuestra lucha no puede ser aislada. Por eso tenemos que decirles ¡Basta! y hacerles ver que estamos firmes y seguimos decididos. Nada nos detendrá.

Es admirable, compañeros, la solidaridad que ya han logrado levantar en torno a Alberto y Francisco. Son ellos modelo y símbolo para todos nosotros, como lo es la iniciativa que toman desde ese modesto barrio al Este de Harlem.

Queremos estar ahí, con ustedes, quienes aún hemos podido quedarnos en Oaxaca y desde aquí mantenemos la lucha para tumbar las paredes de todos los calabozos que nos aprisionan.

Un abrazo solidario,
Gustavo Esteva
San Pablo Etla, Oaxaca.


Publicado el 04 de febrero de 2013 en desinformemonos.org

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