lunes, 6 de agosto de 2012

Sobre compas indígenas Kumiai

Desde La Otra Ensenada informan:

Ensenada, B. C. 2 de agosto de 2012.- Tras las agresiones sufridas hacia hermanos indígenas kumiai de la comunidad de La Huerta, ubicada a 50 minutos al suroeste de la ciudad de Ensenada, este día la compañera Ofelia acompañó por distintos centros médicos a Francisco, uno de los mayores golpeados y torturado por el ejército federal la noche del lunes pasado cuando irrumpieron en su morada y lo agredieron salvajemente, con la intención de llevárselo esposado fuera de su comunidad después de robarle los ahorros y demás dinero que tenia para sustentar su changarrillo.

La intervención de familiares cercanos que trataron de impedir dicha pretensión criminal origino la cobarde golpiza a los demás miembros, entre los más afectados jovencitas y otras mujeres.

Hoy en día, nuestros hermanos más que nunca temen por su integridad física puesto que al abandonarlo en despoblado, los 45 soldados amenazaron a Francisco con regresar y tomar drásticas represalias contra familiares si es que éste abría la boca para denunciar. Pero el mismo hartazgo de una ya insostenible violencia oficial generalizada en todos los rincones del país, ha generado que la gente se hinche de valor y denuncie la forma tan ruin en que la soldadesca y otros elementos policiacos mantienen a la población.

Tememos por nuestras vidas y casi estamos en vigilia porque estos salvajes llegan agazapados de noche, es por eso que como primeros pobladores de estas tierras ancestrales, hacemos un angustioso llamado a la sociedad para que no nos dejen solos en este desosiego y presionemos para que la impunidad logre desterrarse de este país tan maltratado en todos aspectos.
 
Concretamente y como acción más inmediata, invitamos a poblaciones hermanas, grupos civiles de derechos humanos, a organismos civiles y personas en lo individual, para que nos apoyen; simplemente con venir a visitarnos por unas horas o de un día para otro nos iremos sintiendo mas tranquilos. Nosotros somos gente pacífica y hospitalaria que aunque sea una tortilla y un vaso de agua tendremos para invitarles. Como estamos amenazados, recurrimos a la solidaridad para no sentirnos abandonados a nuestra suerte acá en el cerro.
 
Sabemos que otras comunidades indígenas y grupos vulnerables sufren el horror de esta y otras tropelías orquestadas por los que no tienen respeto por la vida y se creen intocables, por eso mismo, como paso siguiente es que solicitaremos de organismos internacionales intercedan para que en este país y en el mundo se respeten los derechos plenos de sus habitantes.


“Nunca más violencia sistemática contra los desprotegidos”.

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