jueves, 12 de abril de 2012

La Jornada: Pide autor activar resistencias culturales desde el arte para detener la violencia

Periódico La Jornada
Miércoles 11 de abril de 2012, p. 7
El reto más difícil para hacer teatro en el norte del país es que “la calle ya no es de los gobiernos ni del ciudadano, mucho menos de los artistas, está monopolizada por los cárteles de la droga”, dice el dramaturgo Ángel Hernández Arreola (Tampico, 1980), ganador del primer Concurso Nacional de Dramaturgia Altaír Tejeda de Tamez.
La labor teatral que realizan, explica el también director de escena a La Jornada, se inició desde una posición de reclamar los espacios públicos y enfrentar un proceso complicado con las autoridades. Así, desde la integración de la compañía que dirige, Asalto Teatro, se ha situado en lugares emergentes, alternativos, abandonados, y también en la calle, aunque ahora ha debido modificar su actividad.

Contrasta: “ese problema no representaba un reto importante, porque es evidente que en muchísimas ciudades, por lo menos de Tamaulipas, ahora los que tienen el control no son los gobiernos, sino los cárteles... y todas las muertes que han desatado por la brutalidad y la falta de capacidad de los gobiernos.

“Vivimos en esa ciudad del narco, en esa urbe que tiene como bandera dos AK-47 cruzados, donde difícilmente podemos competir ni combatir si no es a través de seguir intentando que nuestra palabra continúe viva y asumiendo los riesgos que esto implica.

Hemos tenido cuestiones muy riesgosas por este trabajo, desde amenazas hasta hostigamiento. Sin embargo, tratamos de superarlas, conscientes de que es importante hacerlo y que el delito no radica en decir lo que uno piensa ni en hacer llegar su protesta por conducto de la escena.

Doble moral

La obra galardonada, Aproximación al interior de una ballena –según Hernández Arreola- es una metáfora de la condición de vulnerabilidad que vive la sociedad a consecuencia de esos capítulos de violencia que se han desatado, donde no hay alternativas confiables para ponerse a salvo.
Aborda la situación mediante la existencia de dos soldados que en una playa de Baja California Sur encuentran una ballena muerta y dentro del cetáceo un paquete con cocaína. “Ahí comienza a ponerse en juego la llamada honorabilidad de nuestros soldados frente a la inmediata necesidad de sobrevivir y de llevar a cabo un negocio propio; es decir, la doble moral que de alguna forma está planteada en esta ‘guerra’ encarnizada contra el crimen organizado y que ha generado una cantidad de ‘daños colaterales’ inimaginable, por lo menos en Tamaulipas”, manifiesta Ángel Hernández.
El texto que escribió, destaca, no ofrece una respuesta específica, sino que resalta la pregunta terrible: ¿cómo vamos a hacer para salir de esta guerra que nos destruye y corroe el orden de nuestra cotidianidad, empleos, educación, trabajo?

Hernández Arreola propone en este escenario la activación de resistencias culturales mediante el arte. Es un momento que, alejado de una pretensión meramente estética o vanguardista, es una necesidad puntual que hay que cumplir, porque es el enfrentamiento con nuestras propias guerras internas y con el desamparo, el olvido y la condición más humana de sentirnos desprotegidos; el arte como una herramienta y un instrumento emergente en este tipo de circunstancias tiene mayor capacidad de enfrentar una guerra que el Ejército mismo.

El dramaturgo, quien ha vivido el fenómeno de violencia en la región, señala: “es un tipo de guerra que se ha venido formulando a partir de los intereses políticos esencialmente, es una guerra de lemas, de mercadotecnia... en la cual nos quieren hacer creer que realmente todo el sacrificio de tanta gente, sobre todo en condiciones plenas de inocencia, tiene un sentido.

“Cuando en Tamaulipas comenzaron a desfilar los convoyes armados pensamos que se iniciaba la guerra, pero teníamos la esperanza de que representaría una salvación y que podríamos ampararnos en la ‘valentía’ que se ha construido alrededor del soldado mexicano. Sin embargo, tampoco ha sido la leyenda que podemos contar ahora. La gente se ha dado cuenta que la militarización ha recrudecido la violencia y ha propiciado otra violencia: la sicólógica, la que se va generando desde los niños y condiciona el imaginario colectivo.

No podemos quedarnos como las víctimas de esta historia negra. Nosotros también tenemos mucho compromiso y debemos buscar una resistencia civil que nos permita crear alternativas reales; tal vez no soluciones puntuales, pero sí posibilidades o caminos viables para entendernos, sabernos, cuidarnos, protegernos...

En días recientes se realizó en El Círculo Teatral, en la ciudad de México, una lectura dramatizada de la obra Aproximación al interior de una ballena.

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