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Pronunciamiento del Primer Festival Mundial de las Resistencias y Rebeldías contra el Capitalismo
A los pueblos del mundo.
Desde
Chiapas, México, levantamos nuestra palabra para dirigirnos a las
mujeres y hombres de abajo, del campo y la ciudad, en México y el mundo,
a los y las que sembramos resistencias y rebeldías en contra del
capitalismo neoliberal que todo lo destruye.
Nos
reunimos los días 21, 22 y 23 de diciembre en la comunidad ñahtó de San
Francisco Xochicuautla, Estado de México; los días 22 y 23 de diciembre
en la comunidad nahua de Amilcingo, Morelos; los días 24, 25 y 26 de
diciembre, en el espacio del Frente Popular Francisco Villa
Independiente, en la Ciudad de México; los días 28 y 29 de diciembre en
la comunidad de Monclova, Campeche; los días 31 de diciembre y primero
de enero en el Caracol Zapatista de Oventic, Chiapas; los días 2 y 3 de
enero en el CIDECI de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Nos reunimos
para hacer comparticiones, que no solo es compartir, sino aprender y
construir juntos. Comparticiones que fueron crecidas con un profundo
dolor que es nuestro y una rabia que es nuestra, por la desaparición y
asesinato de los estudiantes de la Normal Rural Raul Isidro Burgos de
Ayotzinapa, Guerrero. Acto criminal que es a su vez el reflejo de la
política de muerte que los malos gobiernos y los capitalistas han
proyectado en cada rincón del país y del mundo, pues ellos, los que nos
faltan son nuestros desaparecidos y no dejaremos de luchar hasta
encontrarlos desde lo que somos en la Sexta Nacional e Internacional, en
el Congreso Nacional Indígena, en el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional.
Los
capitalistas y sus capataces de los malos gobiernos han dejado una
destrucción en el corazón de los individuos que somos y han dejado una
gran destrucción en el corazón colectivo que somos, como somos, los
pueblos, los padres y madres de los jóvenes que nos arrancaron y las
organizaciones solidarias decididos a reconstruir la vida donde los
poderosos han sembrado luto y muerte.
En
las comunidades indígenas que somos, los embates del sistema
capitalista se sufren con la sangre y con el dolor de nuestros hijos,
que son también el único futuro posible para este planeta al que
llamamos Tierra, en el que en medio de las distancias y de los
diferentes colores que nos hacen ser y nos hacen existir mantenemos la
certeza de que es nuestra madre y de que está vivo, y que para que así
siga siendo, la justicia es una demanda que se teje con las acciones y
las convicciones de los que somos el mundo de abajo, los que no
aspiramos a gobernarlo sino a caminar construyéndolo.
Desde
los océanos, las playas, las montañas, las ciudades y los campos,
construimos y reconstruimos junto con las asambleas, organizaciones y
colectivos que tejen de diversas formas autónomas los espacios y las
formas de organización y solidaridad que son capaces no solo de contener
esta destrucción capitalista que no distingue pueblos o colores y que
en su ceguera crónica solo reconoce todo aquello que alimente esa misma
destrucción vestida de guerras permanentes, mercados injustos y
descomunales ganancias para unos pocos, valores ajenos a los pueblos y
contrarios a los antiguos acuerdos con nuestra madre tierra que dan
sentido a la vida en el mundo, que nos dan libertad y nos hacen dignas,
dignos de vivir y defender la vida.
Pero
los capitalistas que dicen gobernar y que en realidad solo buscan
dominar, administrar y explotar, tienen un límite, una barrera grande,
en la dignidad de una persona, de una familia, de un colectivo, de una
sociedad a la que han dañado en lo más profundo, a la que han arrancado y
matado una parte de su corazón, detonando una explosión de rebeldía
como la que ha iluminado este Festival Mundial de las Resistencias y las
Rebeldías en contra del capitalismo al que llamamos “Donde los de
arriba destruyen, los de abajo reconstruimos” porque abajo estamos,
desde abajo entendemos el mundo, abajo lo cuidamos, abajo nos miramos
unos a los otros y desde ahí, juntos, reconstruimos el destino que
creíamos propio hasta que nos lo arrancaron los poderosos y solo
entonces aprendemos, solo entonces sabemos que lo que es realmente
nuestro es lo que podamos construir o reconstruir donde el capitalismo
ha destruido.
El
dolor que se convierte en digna rabia de los familiares de los
estudiantes asesinados y desaparecidos de la escuela normal rural Raul
Isidro Burgos es el dolor que nos secuestró y desapareció también a
nosotros, así que nunca dejaremos de luchar hasta encontrarnos, junto
con el hermano o la hermana asesinados, desaparecidos, torturados,
explotados, despreciados o despojados en cualesquier punto de la salvaje
geografía capitalista, en cualesquier frontera del mundo, en
cualesquier cárcel.
Los
caminos de los pueblos del mundo tanto en el campo como en la ciudad
con su propio rumbo se conducen en el rastro dejado por sus propios
ancestros, caminos que se dividen, se intersectan y cruzan con los
nuestros, hasta que encuentran un mismo rumbo, marcado por la dignidad
rebelde que habla en tantas lenguas y es de tantos colores como es la
naturaleza misma que se teje con pequeños bordados para poder construir
lo que necesitamos ser.
Así,
hermanos y hermanas de este mundo dolido pero alegre por la rebeldía
que nos alimenta, invitamos a seguir caminando con un paso pequeño pero
firme, a seguirnos encontrando, compartiendo, construyendo y
aprendiendo, tejiendo la organización desde abajo y a la izquierda de la
sexta que somos. Sólo de nuestra rebeldía y de nuestra resistencia
nacerá la muerte del capitalismo, vivirá un nuevo mundo para todos, para
todas.
San Cristóbal de las Casas, México a 3 de enero de 2015.
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL
SEXTA INTERNACIONAL
SEXTA NACIONAL
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