Los de abajo.
Por Gloria Muñoz.
Todos los domingos desde hace 10
años se reúne la asamblea del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores
a la Presa La Parota (CECOP), en Aguacaliente o en alguno de los otros
46 anexos que conforman los bienes comunales de Cacahuatepec. Con altas y
bajas, ni un solo domingo han dejado de organizarse para rechazar la
construcción de una presa que los condena a la desaparición.
La Parota tiene prevista la inundación de 17 mil hectáreas de tierras cultivables de de Cacahuatepec, al norte de la zona urbana de Acapulco, con lo que desaparecerían aproximadamente 30 pueblos, 25 mil campesinos serían afectados de manera directa y más de 70 mil de forma indirecta.
Luego de un reflujo en el movimiento, las asambleas se fortalecieron tras el paso de la tormenta Manuel por la entidad. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) desfogó la presa La Venta, provocando el desbordamiento del río Papagayo, que devastó casi totalmente a las comunidades a su paso. La tormenta, indica el CECOP,
fue el fenómeno natural, pero el desastre no fue natural, sino provocado por el desfogue y, en última instancia, por la presa en sí misma, que desde su construcción alteró la vida y flujo natural del río Papagayo.
Hoy, a tres meses del huracán, y ante la tentativa de reubicación del gobierno estatal, los pobladores de la ribera están convencidos de que detrás de los planes gubernamentales está la intención de despojarlos de su territorio para, finalmente, llevar a cabo la construcción de La Parota.
Les decimos a quienes quieren aprovecharse del desastre y están hablando de reubicación: ¡Váyanse!, dicen desde Cacahuatepec, al tiempo que anuncian que a partir de enero empezarán a recopilar firmas para exigir convertirse en un municipio independiente de Acapulco, y conformar su propia policía comunitaria.
El desfogue de la presa La Venta, insiste Rodolfo Chávez, integrante del CECOP, fue lo que provocó la inundación de los pueblos. Por lo tanto, indica, sí hay un culpable, y es la CFE, a quien demandarán para que pague los daños ocasionados, entre ellos la destrucción total de 200 casas y los daños a otras 300, además de las cosechas perdidas y las tierras arrasadas.
Ahora, explica Chávez, es importante
la vinculación del CECOP con otros movimientos de dentro y fuera de Guerrero, para la reconstrucción comunitaria como alternativa de los pueblos en contra de la reubicación forzosa.
La nueva ofensiva del gobierno estatal, señala Rodolfo Chávez, ha conseguido revitalizar el movimiento y fortalecer la defensa del río y de sus comunidades.
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