Los acontecimientos en
una misma semana siembran una esperanza para los que miran el mundo
desde abajo. El primero, sin duda, fue la grandiosa demostración de
fuerza del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), tomando pacíficamente
las plazas de cinco municipios de Chiapas el 21 de diciembre. Luego, el
27, en la ciudad de México se celebró la fiesta de la libertad por la
excarcelación de los 14 presos políticos de los sexenios de Enrique Peña
Nieto y de Miguel Ángel Mancera, festejo que no se le debe más que a la
movilización social que se generó por una injusticia.
No se trata de empatar las dos celebraciones, pero la lucha por un México más digno se vivió en los dos escenarios como hace mucho tiempo no se respiraba. Un ambiente que demostró que el germen de lucha contra la injusticia crece en todos lados y de muchas maneras, al margen de las contiendas electorales.
La excarcelación de los 14 presos políticos detenidos durante los disturbios y la represión ejercida por el Gobierno del Distrito Federal el primero de diciembre, durante las protestas contra la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, no sólo estuvo marcada por las lágrimas de familiares y amigos de los inculpados, sino por un ambiente festivo en el que se redoblaron compromisos en la lucha contra la impunidad. Adentro de la cárcel, los que no tenían participación política se concientizaron, igual que sus familiares, junto con quienes se comprometieron no sólo a luchar por su libertad absoluta, sino por la derogación del artículo 362 del Código Penal del DF, que criminaliza la protesta, y por fincar responsabilidades a los culpables de la injustica de la que fueron víctimas.
Durante 27 días, los 13 varones detenidos el primero de diciembre conformaron una pequeña comunidad. Este jueves se abrazaron por vez primera fuera del penal, redoblando la amistad entre el músico, el bolero, el profesor, el biólogo, el indigente… Rita, la única mujer detenida en Santa Martha Acatitla, también forma parte de esta nueva familia.
Días antes, en una carta enviada a esta columna desde el Reclusorio Norte, Stylianos, Alejandro, Carlos Miguel, Oswaldo y Daniel, cinco de los 13 presos, señalaron:
A veces nos sentimos muy bien, con ánimo y esperanza, y otras veces simplemente entristecemos, claro, pasando por diversos sentimientos como enojo, miedo y malestar. Los días transcurren entre el asombro, la soledad y la incertidumbre, pero también nos llegan momentos de alegría en donde nos transmitimos conocimientos, ya sea con algo tan laborioso como hacer una flor de aluminio con latas de refresco, o como aclararnos dudas sobre variados temas, por ejemplo del idioma inglés, siempre ayudando a los amigos.
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