EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
MÉXICO.
Noviembre – diciembre del 2012.
“Casi todos los
hombres prefieren negar la verdad
antes que enfrentarse a ella.”
antes que enfrentarse a ella.”
Tyrion Lannister a Jon Snow.
“Si no tiene nada
que temer, un cobarde no se distingue en nada de un valiente.
Y todos cumplimos con nuestro deber cuando no nos cuesta nada. En esos momentos,
seguir el sendero del honor nos parece muy sencillo. Pero en la vida de todo hombre,
tarde o temprano, llega un día en que no es sencillo, en que hay que elegir.”
Maestre Aemon Targaryen a Jon Snow.
Y todos cumplimos con nuestro deber cuando no nos cuesta nada. En esos momentos,
seguir el sendero del honor nos parece muy sencillo. Pero en la vida de todo hombre,
tarde o temprano, llega un día en que no es sencillo, en que hay que elegir.”
Maestre Aemon Targaryen a Jon Snow.
Para: Luis Héctor Álvarez Álvarez.
En algún lugar de México (eso espero).
En algún lugar de México (eso espero).
De: Subcomandante Insurgente Marcos.
Chiapas, México.
Chiapas, México.
Señor Álvarez…
Errr… Permítame un momento, señor Álvarez, esta parte es
para explicar un poco de dónde vienen los epígrafes:
Las citas son del libro: Canción de Hielo y Fuego. Tomo I: Juego de Tronos. 1996. George R.R. Martin. La serie televisiva Games of Thrones, que toma su nombre del primer tomo de la saga, no está nada mal (Peter Hayden Dinklage, quien da imagen y voz a Tyrion Lannister, sobresale, paradójicamente, por encima de los demás actores y actrices; Jon Snow es interpretado por Kit Harington, y el Maestre Aemon Targaryen por Peter Vaughan) y las 2 primeras temporadas se pueden conseguir a módico precio con su peliculero favorito (diga sí a la piratería).
Las citas son del libro: Canción de Hielo y Fuego. Tomo I: Juego de Tronos. 1996. George R.R. Martin. La serie televisiva Games of Thrones, que toma su nombre del primer tomo de la saga, no está nada mal (Peter Hayden Dinklage, quien da imagen y voz a Tyrion Lannister, sobresale, paradójicamente, por encima de los demás actores y actrices; Jon Snow es interpretado por Kit Harington, y el Maestre Aemon Targaryen por Peter Vaughan) y las 2 primeras temporadas se pueden conseguir a módico precio con su peliculero favorito (diga sí a la piratería).
El dvd que vi fue obsequio involuntario del comercio
informal en Eje Central, México D.F., (es decir, alguien lo compró ahí y me lo
mandó)… ups, el gobierno de “izquierda” del DF me va a aplicar el artículo 362,
porque, acéptenlo, da para todo (serían la envidia de Gustavo Díaz Ordaz… oh,
oh, ese artículo fue propuesto en 2002 por el entonces jefe de gobierno del DF,
Andrés Manuel López Obrador, y aprobado por la ALDF de mayoría perredista… mmh…
esta parte no la pongan… no vayan a decir que estoy al servicio de la derecha…
ya ven que siempre me ha preocupado en extremo lo que se diga de mí.)
Un poco pixeleada la imagen, pero se ve
y se escucha bien. Buen precio, me dicen; en todo caso, más barato que pagar
HBO, y sin la ansiedad de tener que esperar a la siguiente semana para saber
qué pasó con el pequeño Bran (Isaac Hempstead Wright), o con la deslumbrante
Daenerys Targaryen (Emilia Clarke).
Sin embargo yo les recomendaría también leer los libros
-sí, ya sé que la moda sexenal no es leer libros y que es más barato el gel
para el cabello-, pero una ventaja es que se pueden tomar un curso de filosofía
práctica (ah, las paradojas) con los diálogos de Tyrion Lannister (quien, según
me dicen, es una proyección literaria del señor George R. R. Martin). Otra
ventaja es que pueden “spoilear” (o como se diga) a mansalva en sus blogs
favoritos. Aunque se ganarán la enemistad de much@s, sus puntos (manque
negativos) por postear subirán apreciablemente. Eso sí, no abusen, porque si se
les ocurre decir que en “Danza de Dragones”… ok… ok…ok… me callo… diga no
al spoil.
De nada.
Atentamente:
Marquitos Spoil.
Atentamente:
Marquitos Spoil.
Ahora sí:
Señor Álvarez Álvarez:
La presente no es sólo para reafirmar lo que el silencio
multitudinario del 21 de diciembre le debe haber dejado claro a usted, a la
clase política y al gobierno de Acción Nacional, en general, y a Felipe
Calderón Hinojosa en particular:
Fracasaron.
Oh, no hay drama. Ya otros gobiernos lo habían intentado
antes… y lo seguirán intentando.
Pero, señor Álvarez, su fracaso no debe buscarlo en
nosotros, ni siquiera en el poco profesionalismo de su nada inteligente
servicio de inteligencia (aunque ahora sabe que fueron y son unos
sinvergüenzas). ¿A quién se le ocurre que un zapatista, cualquiera de nosotros,
acudiría a un gobierno de criminales para pedir ayuda si estuviera enfermo?
¿Quién puede pensar racionalmente que los zapatistas se alzaron por dinero?
Sólo la mentalidad de conquistador demodé (cuyo
mejor ejemplo es Diego Fernández de Cevallos) que les inculcan en su partido
político, Acción Nacional, pudo haberles permitido tragarse con entusiasmo esa
rueda de molino.
Y no se necesitaba inteligencia, sino mínimamente leer los
periódicos o escuchar los noticieros de antes: los bribones que se presentaron
ante usted como “amigos cercanos al Sup Marcos”, son los mismos que simularon
una rendición y “entrega de armas” al nefasto Croquetas Albores en 1998,
simulando ser zapatistas, y que son unos conocidos estafadores que ya no
engañan a nadie… bueno, a usted sí. ¿Cuánto le sacaron? La diferencia es que el
Croquetas sabía que era una pantomima y pagó por ella (y para que los medios
presentaran el balneario del Jataté, a las afueras de la cabecera municipal de
Ocosingo, como si fuera “en la selva lacandona”), y a usted no sólo lo
engañaron, sino hasta lo puso en un libro.
Y no conforme con eso, invita usted, a la presentación de
ese libro, a Felipe Calderón Hinojosa, borracho de sangre y alcohol, que no
sólo balbuceó incoherencias, también distribuyó a los medios la versión
estenográfica. Claro que los medios cobraron doble: no por publicarla, sino por
no publicarla, puesto que hacía patente el estado de ebriedad de quien profirió
esas palabras. Creo que ahora es claro que Felipe Calderón Hinojosa mintió
hasta el último minuto y que es una invención descarada lo que señala en su
último informe de gobierno. El único acercamiento que tuvo su gobierno con
“representantes y mandos del EZLN” fue el de sus ejércitos, policías, jueces y
paramilitares.
Pero, bueno, ahora ya sabe, señor Álvarez, lo que es ser
despreciado por lo que el calendario implacable le viste.
Como los indígenas, los ancianos son despreciados. Y como
símbolo de ese desprecio, van las monedas de la limosna, o, en su caso, la
afrenta del engaño, el insulto de ser ignorado, las burlas a sus espaldas.
Pero hay una diferencia, una diferencia pequeña, pero de
ésas que hacen andar la rueda de la historia: mientras usted pagó (con dineros
que no eran los suyos, dicho sea de paso) por ser burlado (y hasta hizo un
libro); nosotros, nosotras, indígenas y zapatistas, castigamos su desprecio con
nuestro silencioso y alargado andar.
Porque bien sabemos que también le venden la idea de que
será recordado por su lucha por la democracia (en realidad, su lucha por el
poder, pero allá arriba suelen trastocar ambos términos), pero no. Aunque poco,
podría ser recordado por haber sido cómplice (o funcionario, es lo mismo) del
gobierno más criminal que, desde Porfirio Díaz, este país ha padecido.
Y acá, en tierras indígenas zapatistas, podría ser recordado
como parte de un gobierno más que trató de rendirnos (o comprarnos, es lo
mismo) y, como ha sido evidente por el estruendoso silencio de San Cristóbal de
Las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Palenque y Ocosingo, uno más que
fracasó.
Porque la clase política y quienes viven de su estupidez,
habrán de apagarse sin que nadie les lleve la cuenta (si acaso, sólo para
agradecer que ya no estorben), y nada serán, como no sea un número más en la
dilatada lista de los embaucados con el sueño de ser “históricos”.
Y mire que no cuestionamos su moralidad. Sabido es que toda
pandilla de criminales, como a la que usted sirvió estos años, busca quién le
dé un rostro amable y bondadoso, para que, con ese rostro como coartada,
oculten su identidad depredadora.
Creo que ya lo sabía usted señor Álvarez. En el arriba de
todo el espectro político, todos son iguales. Manque algun@s ingenu@s lo vengan
a descubrir hasta que padecen la injusticia en carne propia, mientras la
ignoraron cuando esa injusticia se repartía cotidianamente en otras geografías
cercanas o lejanas.
Sus compañeros de partido, que lucraron con la sangre de inocentes,
y ahora lamentan que para el mercado hubo quien pagó-cobró más, todos, no son
sino una runfla de criminales que hizo y hace grotescas contorsiones al
desatinado ritmo que los medios les marcan.
¿Tiene de qué enorgullecerse al haber sido parte de un
equipo con un hampón como Javier Lozano Alarcón, que tuvo que esconderse en el
senado para no ser llamado a cuentas por la justicia? ¿Se siente usted bien por
haber sido compañero de Juan Francisco Molinar Horcasitas, un criminal con las
manos manchadas de la sangre de infantes?
Y, aunque a veces las paradojas son cómicas, otras son
trágicas.
Su partido político, Acción Nacional, fue uno de quienes
encabezaron, desde el amanecer de 1994, los gritos histéricos en contra
nuestra, pidiendo que nos aniquilaran, porque amenazábamos con sumir al país en
un baño de sangre. Y resultó que fueron ustedes, hechos gobierno, quienes
extendieron el terror, la angustia, la destrucción y la muerte a todos los
rincones de nuestro ya maltrecho país.
Y qué me dice de cuando los miembros de la bancada de su
partido (junto con la del PRI y la del PRD), votaron en contra de los Acuerdos
de San Andrés por los que usted trabajó, advirtiendo que esos acuerdos
significaban la fragmentación del país. Y ha sido su partido, señor Álvarez,
quien entrega una Nación hecha añicos.
Pero consuélese, señor Álvarez, el afán de los suyos de
pasar a la historia será recompensado. Tendrán una línea, sí, entre los
estafados por los burladores.
Pero también en las páginas de los libros de historia y
geografía, en las escuelas zapatistas, en un párrafo se leerá:
“El mal gobierno de Felipe Calderón Hinojosa es conocido
como el que llevó la muerte absurda a todos los rincones de México, ofreció a
víctimas y victimarios la injusticia, y dejó, como sangriento auto homenaje al
crimen hecho cogobierno, su monumento. Si Porfirio Díaz dejó el Ángel de la
Independencia, Felipe Calderón dejó la Estela de Luz. Sin quererlo, ambos
anunciaron así el fin de un mundo, aunque tardaron, tardarán, en entenderlo”.
Le sugiero que agregue un epílogo a su libro. Algo como:
“Debo reconocer que se puede ser un pésimo alumno de las comunidades indígenas
zapatistas. Sin embargo digo, después de escuchar su estruendoso silencio, que
aprendí lo principal: que no importa que usemos bombas, balas, toletes, golpes,
mentiras, proyectos, dinero, que compremos medios para que griten falsedades y
callen verdades, el resultado siempre es el mismo: los zapatistas no claudican,
no se venden, no se rinden y… ¡sorpresa!… no desaparecen”.
Porque la historia, señor Álvarez, seguirá repitiéndose una
y otra vez: reaparecerán rebeldes en todos los rincones y, tal vez, con ellos,
aparecerán sus Marios Benedetti, sus Marios Payeras, sus Omares Cabezas, sus
Carlos Montemayor. Y tal vez los Eduardos Galeano de esas lluvias les llevarán
o no las cuentas.
Y también habrá ventanas, con o sin marcos.
Y ustedes, señor Álvarez, seguirán asomándose, mirándonos
sin vernos, y sin darse apenas cuenta de que, en ese asomarse al mundo por
venir, están irremediablemente fuera.
Creo que no lo puso en su libro, pero recuerde que una vez
le dije que los zapatistas valemos mucho, pero no tenemos precio. Y “no hay que
confundir valor y precio” (no, esto no lo dijo Carlos Marx, sino Juan Manuel
Serrat).
Sin embargo, señor Álvarez, en recuerdo de los momentos de
firme dignidad que tuvo usted, y de los que fui testigo cuando trabajó en la
Comisión de Concordia y Pacificación, todavía puede cambiar eso:
Deje su partido y lo que representa, abandone a esa clase
política que no ha hecho sino convertirse en un parásito insaciable. Usted es
de Chihuahua. Vaya a la Sierra Tarahumara, pida que le den entrada a una de las
comunidades rarámuris. Tal vez no le dejen quedarse, ya no está el
entrañable Ronco para preguntarle. Pero tal vez sí lo dejan estar unos días.
Ahí, con ellos, aprenderá usted lo fundamental del corazón indígena, de la
lucha y esperanza de los pueblos originarios de México. Después de todo, ¿no se
llama así su libro?
Vaya señor Álvarez Álvarez, a ése o a cualquier pueblo
indígena que lo acepte después de renunciar a lo que es ahora. Ahí será
respetado (y no mal tolerado) por su edad, y, sobre todo, aprenderá que, para
los pueblos indios de México, “dignidad” es un verbo que se conjuga en presente
desde hace más de 500 años… y los que faltan.
Vaya, tal vez es éste el día en el que hay que elegir. Y en
su caso no es nada sencillo, porque se trata de elegir entre un mundo u otro.
Que no lo detenga o mal aconseje la edad. Mírenos a nosotros, tenemos más de
500 años y todavía aprendemos.
Si no lo hace, al menos usted habrá conocido por sí mismo la
verdad que se encierra en las 17 sílabas de ese Haiku de Mario Benedetti:
“Quién lo diría,
los débiles de veras
nunca se rinden”
los débiles de veras
nunca se rinden”
Vale. Salud y ¿escuchó?… “hay pocas cosas / tan
ensordecedoras / como el silencio” (sí, también Haiku y también de
Mario Benedetti).
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Diciembre del 2012.
México, Diciembre del 2012.
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