Según la condescendiente y simpre tibia CNDH, ahora sí los militares andan causando estragos entre la población civil, en sus operativos contra el narco.
Hay 52 quejas, cinco de ellas de mujeres que manifiestan haber sido ultrajadas; cuatro son menores de edad y en una de ellas la violación está plenamente acreditada con evidencias científicas. Esta chica presentaba estrés postraumático y no podía hablar; con ayuda sicológica pudo establecerse la comunicación. Sí fue violada. En los otros casos se están haciendo estudios médicos.
Recomiendan que el ejército regrese cuanto antes a los cuarteles, ya que su estadía entre la gente de a pie, aumentará el índice de violaciones a los derechos humanos. Cosa bastante cierta.
En teoría, los soldados (de cualquier país) son gente capacitada para manejar y actuar en situaciones de crisis, con un estricto apego a normas y derechos internacionales que salvaguardan la integridad física y mental de las personas.
En la práctica, hasta la CNDH sabe que estos son poco más que sádicos manojos de nervios calenturientos, debido a las características inhumanas que inculca la “formación” militar.
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