Hace
poco más de un mes se cumplieron 20 años de la insurrección zapatista que
conmocionó (y continúa haciéndolo) a México y al mundo. Durante este período
las comunidades rebeldes, las bases de apoyo zapatistas, han construido y
alimentado otra forma de hacer política en aspectos tan fundamentales como la
salud, educación, participación de las mujeres, vivienda, comunicación,
cultura, comercialización, por mencionar algunos. El levantamiento insurgente
permitió así (entre muchas otras cosas) recuperar cantidades importantes de
tierra y territorio; esta recuperación de los medios de producción, ha
generado avances significativos en el proceso de autonomía, y ha sido punto
de partida para ese nuevo mundo nuevo que resurge.
En la
actualidad, como hace 20 años, la estrategia de contrainsurgencia hacia los
pueblos indígenas zapatistas continúa; militares, paramilitares,
“organizaciones democráticas campesinas”, medios de comunicación comerciales,
“programas sociales”, la clase polítca en su conjunto, son parte de esta
guerra de exterminio, misma que es encabezada por los malos gobiernos en
turno, tanto federales como estatales, quienes tan sólo responden a los
intereses de un sistema que necesita despojar, explotar, despreciar y
reprimir para sobrevivir.
Hoy
esta guerra continúa.
El
pasado 1 de febrero de este año, la Junta de Buen Gobierno del Caracol de
Morelia, denuncia la agresión que sufrieron las bases de apoyo zapatistas del
ejido 10 de Abril del municipio autónomo 17 de Noviembre. El resultado de
este ataque es el de tres compañeros heridos de gravedad y tres más con
contusiones leves, así como vejaciones y robos en contra del personal del
hospital de San Carlos, a quienes se les impidió realizar su actividad. La
provocación, que se ha llevado a cabo desde hace seis años y que ahora se
realiza con armas de fuego, viene de la Central Independiente de Obreros
Agrícolas y Campesinos “democrática” (CIOAC), vaya cinismo de llamarse así,
además de tener el descaro de presentar como supuesto “argumento”, para
realizar esta acción, un simple croquis. El objetivo es despojar de las
tierras que las mujeres y hombres zapatistas recuperaron desde la primera
madrugada de 1994.
La Red
contra la Represión y por la Solidaridad hace responsables de esta y de
cualquier otra agresión en contra de las bases de apoyo zapatistas a Arnulfo
González Jiménez, Jaime Luna González, Tranquilino González, José Lino
Álvarez y Humberto López originarios del ejido 20 de Noviembre; Francisco
Hernández Aguilar, líder de la Organización Regional de Cafeticultores de
Ocosingo (ORCAO); y al capataz Enrique Peña Nieto que junto con el niño
mayordomo Manuel Velasco Coello, van al frente de esta guerra.
Hacemos
un llamado a las y los adherentes a la Sexta, a las y los condiscípulos de la
Escuelita Zapatista y a toda aquella persona en México y el mundo que sienta
esta indignación e injusticia como propias, a realizar acciones de
solidaridad y compañerismo según los modos, formas, tiempos y espacios de
cada quién.
El
temor del poder frente a la digna lucha zapatista es tan grande como sus
agresiones, hagamos que nuestro abrazo de compañeras y compañeros alce la voz
y pise la calles, avenidas y barrios; porque el mundo nuevo que resurge es un
quehacer de l@s much@s que somos abajo y a la izquierda.
¡VIVAN
LAS BASES DE APOYO ZAPATISTAS!
¡VIVA
EL EZLN!
Contra
el despojo y la represión: ¡la Solidaridad!
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