Los de Abajo
Debate en La Habana
Por Gloria Muñoz
¿Qué significa ser alternativo en Cuba? Fue una de las preguntas lanzadas en un espacio abierto y fraterno. ¿Cómo operan los medios en Venezuela? ¿Y en México, ante el panorama político actual, cuál es su función? Los medios alternativos en Colombia, las radios comunitarias en El Salvador y los retos periodísticos en una pequeña nación, Haití, que sigue luchando por su libertad, fueron algunas de las rutas del debate al que acudieron experiencias de estos países y de Argentina.
La tecnología y el uso de las redes sociales en la otra comunicación, fueron cuestionadas como generadoras de cambios sociales. Tienen un papel importante y deben aprovecharse, pero con responsabilidad y, sobre todo, con seguridad, coincidieron los presentes. Por sí solas, retomaron, no son vinculantes e incluso pueden ser usadas para cambios que beneficien a gobiernos totalitarios.
Comunicar lo que los medios institucionales no informan, tener un papel en la reconstrucción de la memoria histórica, una misión transformadora con sentido social; comunicar desde los barrios y territorios locales; mostrar no sólo problemas coyunturales, sino propuestas y construcciones; visibilizar las propuestas de los movimientos sociales de abajo, y dar cuenta de procesos, no retratos de momentos, fueron algunas tareas para la elaboración de un periodismo responsable.
La rigurosidad y el periodismo de investigación se esbozaron como necesarios para los comunicadores alternativos, libres, autónomos, populares y de abajo, pues, con independencia del apellido, se situaron en una misma identificación: la que lucha por un mundo en libertad.
La elaboración de una agenda propia, con la participación de las comunidades y barrios, que no siga las prioridades que marcan los medios comerciales se planteó como reto paralelo a la búsqueda de públicos no activistas y, por lo tanto, menos informados; combatir el autoconsumo informativo y crear una nueva estética, con humor, arte y cultura, como necesarias para la apertura de auditorios, fuera y dentro de la web, pues, remarcaron,
www.desinformemonos.org
Por Gloria Muñoz
Los distintos problemas y retos que
atraviesa la comunicación alternativa en América Latina, en países
claramente neoliberales y en los llamados estados progresistas o
claramente socialistas, se debatieron en un taller convocado en La
Habana por el Centro Memorial Martin Luther King, donde se compartieron
visiones, deseos, sueños y acciones frente a los poderes hegemónicos.
¿Qué significa ser alternativo en Cuba? Fue una de las preguntas lanzadas en un espacio abierto y fraterno. ¿Cómo operan los medios en Venezuela? ¿Y en México, ante el panorama político actual, cuál es su función? Los medios alternativos en Colombia, las radios comunitarias en El Salvador y los retos periodísticos en una pequeña nación, Haití, que sigue luchando por su libertad, fueron algunas de las rutas del debate al que acudieron experiencias de estos países y de Argentina.
La tecnología y el uso de las redes sociales en la otra comunicación, fueron cuestionadas como generadoras de cambios sociales. Tienen un papel importante y deben aprovecharse, pero con responsabilidad y, sobre todo, con seguridad, coincidieron los presentes. Por sí solas, retomaron, no son vinculantes e incluso pueden ser usadas para cambios que beneficien a gobiernos totalitarios.
Comunicar lo que los medios institucionales no informan, tener un papel en la reconstrucción de la memoria histórica, una misión transformadora con sentido social; comunicar desde los barrios y territorios locales; mostrar no sólo problemas coyunturales, sino propuestas y construcciones; visibilizar las propuestas de los movimientos sociales de abajo, y dar cuenta de procesos, no retratos de momentos, fueron algunas tareas para la elaboración de un periodismo responsable.
La rigurosidad y el periodismo de investigación se esbozaron como necesarios para los comunicadores alternativos, libres, autónomos, populares y de abajo, pues, con independencia del apellido, se situaron en una misma identificación: la que lucha por un mundo en libertad.
La elaboración de una agenda propia, con la participación de las comunidades y barrios, que no siga las prioridades que marcan los medios comerciales se planteó como reto paralelo a la búsqueda de públicos no activistas y, por lo tanto, menos informados; combatir el autoconsumo informativo y crear una nueva estética, con humor, arte y cultura, como necesarias para la apertura de auditorios, fuera y dentro de la web, pues, remarcaron,
no todo es Internet
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